Los hermanos Rodríguez, Joselito, Roberto e Ismael, además de forjadores de figuras de la talla de Pedro Infante, Blanca Estela Pavón y Silvia Pinal, entre otros artistas, tuvieron el gran acierto de descubrir para el cine mexicano estrellas infantiles como María Eugenia Llamas, “La Tuzita”, Evita Muñoz “Chachita”, María Gracia, “La niña de México” y a Titina y Pepito Romay, a quienes con sus películas convirtieron en ídolos del público.
En la historia de la cinematografía mexicana, los hermanos Rodríguez tienen un sitio muy especial pues a ellos se debe el cine sonoro en México, del que son pioneros, además de que con sus producciones fílmicas contribuyeron a que nuestro país tuviera una época de oro, sin contar que en sus películas apoyaron a un gran número de artistas que después de aparecer en sus historias se convirtieron en figuras del celuloide nacional e internacional.
Pedro Infante, Jorge Negrete, Carmelita González, Blanca Estela Pavón, Silvia Pinal, Marga López, Víctor Manuel Mendoza, Abel Salazar, Sara García, y los hermanos Andrés y Fernando Soler, son sólo algunos de los actores y actrices a los que necesariamente se relaciona con la dinastía de los Rodríguez quienes además de directores brillaron como escritores, guionistas y productores.
Uno de los rubros que poco se ha mencionado de los hermanos Rodríguez es el referente al descubrimiento que mediante su empresa, Producciones Rodríguez S. A., hicieron de artistas infantiles a los que, con su gran visión artística, apoyaron con películas de gran impacto en las que colocaron a esos infantes en el corazón de la gente.
Tenemos el caso de Evita Muñoz “Chachita” a quienes los hermanos Rodríguez contrataron en exclusividad a la edad de 4 años y con la que escribieron páginas de oro en la cinematografía nacional con las películas “El secreto del sacerdote”, “Nosotros los pobres”, “Ustedes los ricos” y “Pepe el Toro”, por mencionar algunas.
Otra de las niñas “prodigio” para la actuación que descubrieron fue María Eugenia Llamas, “La Tuzita”, simpática niña que se robó el corazón del público con las películas “Los tres huastecos”, “El seminarista” y “Dicen que soy mujeriego”, alternando en las tres con el ídolo Pedro Infante.
La infante que fue un éxito en la taquilla y también descubrimiento de los hermanos Rodríguez fue María Gracia, a la que por su carisma y simpatía se le conoció como “La niña de México”, después de protagonizar las películas “La sonrisa de la virgen”, “”Los hijos ajenos”, “Caperucita roja”, “Caperucita roja y sus tres amigos” y “Caperucita roja y Pulgarcito contra los monstruos”.
Un caso muy especial fue el de Titina Romay, hija de Joselito Rodríguez quien para la película “Angelitos negros” requería de una pequeña que hiciera el papel de “Belem”, la hija en la historia de Pedro Infante y Emilia Giú, para lo cual hizo un casting en su casa de la colonia Narvarte.
Varias niñas acudieron a realizar la prueba pero cuando el día terminaba y Joselito no encontraba a la infante que necesitaba sucedió que una de las últimas aspirantes, después de que se le explicó lo que debía hacer, no entendía a bien las instrucciones y entonces la pequeña Titina, a manera de ejemplo, ejecutó perfectamente las escenas que su padre pedía.
Fue entonces que Joselito gritó: “Ya no necesitó a ninguna niña, tengo a la que necesito” y así es como como su hija, Titina se inició en la actuación en la película “Angelitos negros” y poco tiempo después lo hizo su pequeño hermano Pepito quien también incursionó en el cine y con con quien trabajó en varias películas, entre ellas: “Dos diablillos en apuros”, “Pepito as del volante” y “Pepito y el monstruo”.
Como se podrá apreciar fueron muchas las aportaciones las que esta dinastía de buenos cineastas hicieron al cine nacional pero esta vez quisimos ocuparnos de un rubro del que poco se conocía como es el hecho de los descubrimientos de talento infantil que realizaron para la cinematografía mexicana.