Sin lugar a dudas son contados los compañeros reporteros gráficos cuyo trabajo ha trascendido más allá de sus medios impresos. Este el caso de Enrique Metinides, quien alcanzó el reconocimiento, incluso a nivel internacional, gracias a las imágenes captadas a través de su lente y a quien tuve oportunidad de conocer y de trabajar con él, cubriendo «la nota roja».
La primera vez que me tocó cubrir la fuente de policía como reportero del periódico «La prensa», me dijeron: “Te vas a coordinar con ‘el niño’ en la Cruz Roja». Así fue mi primer encuentro con Enrique, a quien, confieso, al principio pensé que lo de «niño» se lo decían por su baja estatura y su rostro de infante.
Tiempo después supe que el apodo se lo pusieron porque siendo un niño le gustaba tomar fotografías y a los 11 años de edad le publicaron su primera foto, de ahí que se le haya quedado ese mote con el que fue conocido en el medio periodístico.
«La prensa» era un periódico que diariamente publicaba en su contraportada la noticia más importante de policía, con un gran encabezado al que complementaba con la ilustración de una fotografía del asunto a que se refería la información. Las fotos eran casi siempre de Enrique Metinides.
En lo particular tuve la oportunidad de trabajar en varias ocasiones con él. Era un reportero gráfico muy respetado en la Cruz Roja, siempre lo mantenían al tanto de los servicios de auxilio a los que acudía la benemérita institución, no se le iba una sola información.
A mí no me atraía mucho cubrir nota roja, porque me resultaba desagradable ver sangre, heridos, accidentes, choques, incendios, muertos y en general tragedias, pero me daba cuenta que para Enrique cubrir este tipo de eventos era algo que hacía con mucha naturalidad y con un gran profesionalismo.
Recuerdo que por allá de 1978 fui a cubrir, trepado en una ambulancia de la Cruz Roja, la volcadura de un camión de pasajeros de la línea Flecha Roja que cayó a una profunda barranca en la carreta México-Puebla.
Yo me quedé al pie de la carretera recabando datos y entrevistando a algunos de los pobladores que habían llegado de curiosos a ver el accidente. Enrique, en cambio, ayudado por los socorristas, descendió hasta donde estaban los heridos, esparcidos en un área de varios metros y tomaba y tomaba fotos.
Tenía una gran sensibilidad y estoy de acuerdo con quienes lo han llamado un artista de la nota roja, por algo su trabajo trascendió más allá de las fronteras de México y su obra fotográfica fue motivo de admiración en importantes museos de Nueva York, Paris, España, Londres, Zurich, Berlín y, por supuesto, en la ciudad de México.
«El hombre que vio demasiado», es el nombre del documental que da cuenta de su labor fotográfica, realizado por la británica, Trisha Ziff, es un digno reconocimiento de quien logró hacer de la tragedia una labor artística.
Vaya este breve recuerdo para «El niño», Enrique Metinides, quien murió el pasado 10 de mayo y a quien tuve el gusto de conocer y con quien me tocó trabajar en varias ocasiones en el periódico «La prensa», lo que me permitió apreciar su gran profesionalismo y sensibilidad para hacer de la nota roja una información realista, menos dura.
Por: Alejandro Vázquez Cruz, Presidente de Pecime, A.C.