“Nunca traté de que mis hijos fueran actores, ellos eligieron libremente sus profesiones que nada tienen que ver con los escenarios”, aseguró Julián Bravo, actor que desde hace muchos años decidió retirarse del medio artístico a pesar de que en su niñez fue figura infantil del cine mexicano, en el que con el nombre de Juliancito cautivó con su simpatía y gracia al público de la década de los años 60, con actuaciones en “Mi primera comunión”, “Seguiré tus pasos”, “El Tunco Maclovio” y “La gran aventura”, entre otras inolvidables películas en las que participó.
Ahora, alejado de toda actividad que tenga que ver con el medio artístico, Julián, padre de tres hijos: Julián, Natalia y Santiago, vive la vida desde otra perspectiva, la de la familia y los negocios. Estas fueron las causas que lo llevaron a decirle adiós al cine y a la televisión y, a varios años de haber tomado esa decisión, dice no extrañar los sets cinematográficos ni las telenovelas en las que también participó en varias de gran éxito, entre ellas: “Salomé”, “Vivo por Elena”, “Carrusel” y “Rina”.
En lo familiar, Julián se siente satisfecho porque dos de sus hijos le han dado la alegría de convertirlo en abuelito. Julián, su hijo mayor, tiene dos niños y para el mes de julio su esposa espera otro bebé. Santiago, el menor de sus vástagos, le regaló una nietecita mientras que Natalia, su única hija, todavía no decide encargar familia.
En lo económico, desde hace años está convertido en un inquieto y próspero empresario. Junto con sus hermanos ha logrado sobresalir en el mundo de los negocios, por lo que en determinado momento tuvo que decidir entre continuar con su carrera artística o dedicarse a su familia y a la actividad empresarial. Optó por los segundos, pero no se arrepiente, porque en el cine dejó un gratísimo recuerdo que hasta la fecha perdura por sus actuaciones en películas inolvidables.
Una de ellas, “Seguiré tus pasos” (1967), es de las que más transmite la televisión y uno de los filmes más bellos en los que participó de niño al lado del fraile José Mojica, a quien recuerda con cariño y ternura muy a pesar de que era un infante.
“La película es muy bonita y lo que puedo decir es que él fue muy bueno conmigo durante la filmación”, dijo al referirse a Mojica, quien de figura del cine de Hollywood y del bel canto cambió la carrera artística por los hábitos en el momento en que se situaba en la cima del éxito.
De si alguno de sus hijos tuvo la inquietud de ser actor, Julián asegura que nunca influyó en ellos para elegir una carrera, que les dio la libertad de escoger lo que más les gustara. “Los tres son profesionistas y cada uno decidió lo que quería estudiar, yo nunca traté de que fueran actores”.
Julián, a quien el público recuerda en su etapa de infante en las películas “Los hijos que yo soñé” (1965), “Los tres mosqueteros de Dios” (1967), “El hijo pródigo” (1969), “La maestra inolvidable” (1969), “El Tunco Maclovio” (1970), “Su precio unos dólares” (1970), “El nano” (1971) y “El tuerto Angustias” (1974), nos manifiestó hace unos días que le agrada la idea de que una vez que se supere el confinamiento, pueda visitar las oficinas de PECIME para unirse a las más de 100 celebridades que han escrito en el Libro de Oro de la agrupación.
Él, que en su niñez fue un ídolo infantil y alternó con figuras de la talla de Libertad Lamarque, Julio Alemán, Enrique Rambal, Patricia Conde, Lucy Gallardo, Jorge Lavat, Rafael del Río, María Rivas, Enrique Lizalde, Fanny Schiller, Adalberto Martínez “Resortes”, Joaquín Cordero, Javier Solís, José Elías Moreno, Blanca Sánchez, Sonia Furió y Rafael Baledón, entre otros reconocidos artistas, consideró un honor que se le tome en cuenta para estar en ese valioso documento histórico de PECIME, único en el mundo.
TEXTO: PECIME
