Del Puño y Letra de Gustavo Rojo
Incursionó en el cine mexicano gracias a la actriz Isabela Corona
Fue figura de la época de oro y papá de la actriz Ana Patricia Rojo
Con apenas 20 años de edad, Gustavo Rojo hizo su debut en el cine mexicano gracias a la primera actriz, Isabela Corona -amiga de su mamá- quien, como protagonista de la película “Murallas de pasión” (1943), lo invitó a participar en la historia. Su primera aparición en el celuloide no pudo ser más afortunada pues, a pesar de interpretar un discreto personaje, su actuación convenció a los productores quienes, a partir de ese momento, se disputaron literalmente sus servicios para incluirlo en sus proyectos fílmicos.
De 1944 a 1950, Gustavo tuvo una intensa actividad en el cine en donde prácticamente vivía en los sets cinematográficos, no paraba de filmar. Fue en esta etapa en la que consolidó su prestigio como actor y galán con actuaciones en películas de arraigo popular como “El gran calavera” (1949), en la que fue dirigido por el laureado cineasta Luis Buñuel y compartió créditos con figuras de la época como: Fernando y Andrés Soler, Luis Alcoriza, Francisco Jambrina, su hermano Rubén Rojo, Maruja Griffel, María Luisa Serrano y Charito Granados.
Su labor actoral pronto trascendió al plano internacional y en 1948 fue invitado a trabajar en la producción norteamericana “Tarzan y las sirenas”, al lado del legendario Johnny Weissmuller y las actrices Brenda Joyce y Linda Christian. En México, su popularidad también crecía después de participar en las exitosas películas “Amok” (1944), “Una canción en la noche” (1945), “La colegialas” (1945), “Todo un caballero” (1946), “La insaciable” (1947), “Cortesana” (1947), “Barrio de pasiones” (1947), “Cuando los padres se quedan solos” (1948), “Cuando baja la marea” (1948), “Eterna agonía” (1949) y “Café de chinos” (1949), entre otras.
En ese frenético sexenio (1944-1950), Gustavo filmó un promedio de 4 películas por año arropado por las más importantes figuras de la época, entre ellas: David Silva, Fernando y Andrés Soler, Miguel Arenas, Miguel Inclán, Rafael Baledón, Julio Villarreal, Arturo Soto Rangel, Meche Barba, Blanca Estela Pavón, Beatriz Aguirre, Susana Guízar, María Antonieta Pons, María Luisa Zea, Matilde Palou y Patricia Morán, por mencionar sólo a algunas.
A pesar de haber nacido a bordo del barco alemán Krefeld, cuando éste navegaba por el Océano Atlántico rumbo a Montevideo, Uruguay, a donde su padre con su familia se dirigía para ocupar un cargo diplomático en la embajada de España en ese país, Gustavo siempre se dijo mexicano y reconoció a México como su patria.
“México es el país que me dio la oportunidad de darme a conocer artísticamente al mundo y es la nación que me acogió amorosamente, esta es mi patria”, dijo en una ocasión el actor quien fue un trotamundos, pues antes de establecerse en suelo mexicano radicó algunos años en la Habana, Cuba, en Europa, en Sudamérica y en Estados Unidos.
En lo sentimental, estuvo ligado a famosas estrellas de cine, entre ellas Charito Granados y la diva Silvia Pinal. Su primera esposa, Mercedes Castellanos, con quien procreó una hija, falleció al poco tiempo de casados por complicaciones de una operación de vesícula. Tiempo después se volvió a casar con Erika Remberg con quien duró poco tiempo hasta que conoció a Carmela Stein, Miss Perú 1961, mamá de su hija, la actriz Ana Patricia Rojo, con quien permaneció unido hasta la muerte de ésta.
En la televisión mexicana, Gustavo Rojo ocupa un sitio especial pues se convirtió en indiscutible figura de las telenovelas al participar en más de 40 de ellas, entre las que destacan: “Rosa salvaje”, “Corazón salvaje”, “La intrusa”, “Carita de ángel”, “Mundo de juguete”, “Natacha”, “Qué pobres tan ricos”, “El amor tiene cara de mujer”, “Abismo de pasión” y “Un camino hacia el destino”.
Hoy dedicamos este espacio a este extraordinario actor a quien PECIME, en el año 2015, rindió homenaje otorgándole una Diosa de Plata Especial, para reconocer sus 75 años de brillante trayectoria. Lo recordamos con el texto que de su Puño y Letra escribió en el Libro de Oro de la agrupación.