Ante el aplazamiento de su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, por la emergencia sanitaria, el cineasta mexicano Bruno Santamaría Razo presentará en línea su documental “Cosas que no hacemos” a través de Hot Docs, el festival canadiense especializado en documentales más grande de Norteamérica.
La premier mundial de “Cosas que no hacemos” se realizará a finales de abril con difusión dentro del territorio de Canadá en la sección World Showcase de Hot Docs, evento que este año proyectará on line 226 documentales y 12 proyectos interdisciplinarios seleccionados, de los cuales solo dos son mexicanos.
Presentado en la edición más reciente del Marché du Film de Cannes “Cosas que no hacemos”, es el segundo largometraje de Bruno, quien también se encargó de la fotografía del trabajo fílmico producido por Abril López Carrillo con el apoyo de la compañía Ojo de Vaca y FOPROCINE.
En “Cosas que no hacemos”, el joven realizador egresado del CCC, propone una reflexión en torno a la violencia desde la mirada de los niños: “Es una violencia sobre la complejidad de ser niño en un contexto que cada vez tiene menos libertad y espacio para ellos”, afirma Bruno Santamaría, entre cuyos trabajos como cinefotógrafo destaca “Ayotzinapa: crónica de un crimen de estado” (2014), documental escrito y dirigido por Xavier Robles.
https://www.youtube.com/watch?v=RQtrXcTVsmM
Su historia se desarrolla en “El Roblito”, un pequeño pueblo rodeado de manglares, a tres horas de Tepic, la capital del estado de Nayarit, en donde la vida parece transcurrir a su propio ritmo. “Ahí, seguimos a Arturo (Ñoño), quien destaca en el grupo conformado por los más pequeños de la comunidad, entre ellos Carlitos, Juli y Estrella, con los que hace coreografías, organiza actividades y parece ser uno de ellos…
El adolescente de 16 años, guarda en realidad un gran secreto y día con día junta el valor que necesitará para contarle a su familia sobre esas supuestas “cosas que no hacemos” y al mismo tiempo dejar atrás la infancia y la vida como la ha conocido.
“Lo que Noño más ansía a lo largo del día es poder ir a su lugar secreto, en donde, por algunos minutos, lejos de las miradas de la gente, logra verse a sí mismo de acuerdo a sus más íntimos deseos. Al acercarse la fecha de una importante festividad del pueblo, intenta reunir el valor para comunicarle a su familia su más grande anhelo: vestirse de mujer.
“Pero el riesgo es grande, puesto que ese es el tipo de “cosas que no hacemos” y además implica que la infancia habrá quedado atrás para siempre”, refiere el realizador, al tiempo de mencionar que el personaje de Arturo robó su atención desde el principio.
“Sentí una particular empatía con él, quizá porque los dos mostramos cierto rechazo a la masculinidad de los adultos del pueblo. Es el único adolescente que no ha salido de su comunidad, el único muchacho que sigue juntándose con niños, y creo que el que ambos tuviéramos un secreto frente a nuestros padres nos acercó mucho y nos hizo querer escucharnos, a pesar de la diferencia de edades y los diferentes conflictos…
“Yo le hablaba de las contradicciones de no poder hablar públicamente de mi novio y él me hablaba de su añoranza de vestirse de mujer. Puedo decir que ahí empezó un largo viaje de pláticas, momentos y sueños que al compartirlos entre él y yo, la cámara y en consecuencia la película, los capturó…
“Entendí que los personajes no son sólo sus circunstancias profundas. No son sólo la violencia del país, la explotación laboral, la marginación, las armas. Las personas que filmamos en la película están marcadas por circunstancias cotidianas, tienen sueños, desobedecen, tienen ironía, felicidad, guardan secretos. Y la tensión que existe entre persona y contexto es la que quisimos retratar”.
Y así, “después de cuatro años de estar cerca de quienes despiertan, trabajan y duermen en la comunidad, fui sintiendo y entendiendo que las olas de violencia que también tocan al Roblito, son terribles, trauman, duelen pero, no detienen la vida de los habitantes del pueblo…”, enfatizó Bruno.
Bruno Santamaría Razo, para quien “Cosas que no hacemos” es el resultado de un viaje de sueños, accidentes y experiencias, que busca hacer sentir el gesto de maduración de un adolescente que da un paso para ser adulto, debutó el año 2015 con “Margarita”, su ópera prima en documentales.
Estrenada en 2016 en el marco de la undécima edición del Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México (DocsMx). “Margarita” lo ayudó a trascender como un director sensible, honesto y valiente en el oficio artístico.
Su labor como fotógrafo también ha quedado plasmada en el cine con “Vivos”, cinta del cineasta chino Ai WeiWei; “Lo mejor que puedes hacer con tu vida de Zita Erffa y Artemio” de Sandra Luz López, y “Cuadros en la oscuridad” de Paula Markovitch, entre otros trabajos.
Editado por Andrea Barrasa, “Cosas que no hacemos”, cuyo estreno comercial en México aún está pendiente, pudo realizarse gracias a los incentivos económicos logrados por Bruno como ganador del Premio Chemistry + Disruptiva Film & Sound (Fondo Fílmico Gabriel Figueroa-Work in Progress) del Festival Los Cabos International Film Festival 2019, Tribeca, Ford Foundation Field of Vision y el FONCA.
TEXTO: PECIME