María Gracia y Evita Muñiz, son dos casos de estrellas infantiles que en la cima del éxito abandonaron la carrera, la primera por decisión de su madre, mientras que la segunda lo hizo por voluntad propia y el caso del niño actor Juliancito Bravo fue porque al pasar de la niñez a la adolescencia ya no tuvo el mismo impacto y encanto que cuando era niño por lo que se retiró del cine.
Un caso especial fue el de María Eugenia Llamas, “La Tucita”, a quien en su etapa infantil los productores buscaban contratarla después de su exitosa participación en la película “Los tres huastecos”, en la que debutó al lado de Pedro Infante y Blanca Estela Pavón.
Sin embargo, al conocer el exorbitante sueldo que pedía para la niña su mamá, simple y sencillamente los productores buscaban otras opciones por lo que la carrera fílmica de “La Tucita” de niña, no fue todo lo extensa que pudiera haber sido y ya como adolescente y después como mujer madura, hacía papeles secundarios en las historias en que participó.
El cine mexicano registra historias interesantes de infantes que pudieron con el tiempo convertirse en figuras de la cinematografía nacional, pero que por decisión propia o de sus padres, abandonaron la carrera en el momento en que más éxito tenían en el celuloide nacional.
A María Gracia, una simpática niña de ojos claros, el productor y director, Roberto Rodríguez, de la dinastía de los hermanos Rodríguez (Joselito, Roberto e Ismael), la descubrió para el cine mexicano al hacerla debutar, a los 5 años de edad, en la película “La sonrisa de la Virgen” (1958), una tierna historia en la que la infante lograba ver y tener comunicación con la Virgen de Guadalupe.
El éxito fue total por lo que un año después, Roberto Rodríguez la hizo aparecer en “Los hijos ajenos” (1959), un drama en el que la niña, a pesar de su corta edad, logró una sobresaliente actuación y, cuando todo apuntaba a que se convertiría en una figura más de la cinematografía mexicana, se retiró del cine y del medio artístico después de participar en la exitosa trilogía de “Caperucita roja”, “Caperucita y sus tres amigos” y “Caperucita y Pulgarcito contra los monstruos”.
Fue su mamá la que decidió retirarla del medio artístico al considerar que en el mismo había muchos riesgos para su hija por lo que la futura estrella dejó la carrera justo cuando estaba en pleno éxito y las ofertas de trabajo se multiplicaban para la pequeña.
Otro caso de retiro prematuro del medio artístico fue el de Eva Luisa Aguirre Muñiz, quien fue conocida como “Evita” por lo que en algunas ocasiones se le llegó a confundir con Evita Muñoz “Chachita”. Esta actriz, cantante y presentadora de televisión, originaria de Guadalajara, Jalisco, debutó a los 10 años como presentadora de un programa que se llamaba “Niñerías Hemostyl”, que patrocinaba el jarabe de dicho nombre.
El éxito del programa de televisión hizo que 1967, a los 11 años de edad, debutara en el cine en la película “Ven a cantar conmigo”, al lado de la actriz Alicia Bonet y del actor Robert Conrad. En la película Evita además de actuar cantaba por lo que en su faceta de cantante llegó a realizar varias giras por el interior de la república y por Sudamérica.
Su popularidad creció con su participación en las películas “Mi padrino” y “El nano”, al lado de Gaspar Henaine “Capulina”, y en las cintas “Jóvenes de la zona rosa” y “Un extraño en casa”, pero cuando todo apuntaba a que sería la nueva figura infantil del cine nacional, decidió retirarse del medio agobiada por las extenuantes giras de trabajo, el acoso de la prensa y para continuar con sus estudios.
A los 14 años puso fin a su brillante carrera artística justo cuando vivía su mejor momento, el del éxito total. Evita era sobrina de la cantante de música tropical, Linda Vera y su mamá, Mary Muñiz, era presentadora del programa “El club del hogar”.
Con Juliancito Bravo sucedió lo que a muchos artistas infantiles les ocurre que al dejar la niñez y pasar a la adolescencia pierden ese encanto que la infancia les da. Este fue el caso de este singular actor que en su etapa de niño brilló intensamente con su simpatía en películas como “Cri Cri, el grillito cantor”, “Seguiré tus pasos”, “Los hijos que yo soñé”, “Mi primera comunión”, “El tunco Maclovio”, “La gran aventura” y “Los tres mosqueteros de Dios”, entre otras, en las que por su simpatía y carisma fue considerado “El Tom Sawyer” del cine mexicano.
Juliancito fue una gran figura infantil de la actuación que se ganó el cariño del público, pero con el correr de los años y al llegar a la adolescencia ese encanto infantil se acabó y los papeles y las películas que le ofrecían ya no tenía el mismo impacto que cuando niño por lo que él mismo decidió retirarse del medio para convertirse en un próspero empresario.
Foto principal: Evita Muñoz ‘Chachita’