La fotografía cinematográfica juega un papel fundamental para que las historias fílmicas cobren vida, cautiven nuestras emociones y nos sumerjan en mundos imaginarios, lo cual es posible gracias a la cuidadosa combinación de luz, encuadres y planos que inciden en la composición y narrativa visual.
Esta es una de las categorías con las que Pecime distingue cada año a los cinefotógrafos mexicanos que destacan en la industria. En la selección de 2023 para la categoría de Mejor Fotografía figuran seis profesionales de la lente: Mateo Londono, por “Radical” (de Christopher Zalla) y Ramón Orozco Stoltemberg, por “Allá, cartas al corazón” (de Montserrat Larqué).
Completan la relación Ricardo Garfias, por “Amores incompletos” (de Gilberto González Penilla), Juan Pablo Ramírez, por “El último vagón” (de Ernesto Contreras) y Raúl Campero, por (Minezota” (de Carlos Enderle Peña).
Ya sea con emociones sutiles o momentos épicos, la fotografía cinematográfica es un arte en constante evolución que sigue siendo parte integral de la magia del cine. Mientras el director se encarga de dar las órdenes y guiar a todos a su alrededor, el fotógrafo es quien va decidiendo dónde ubicarse, qué fondos utilizar en cada fotograma o si la iluminación es o no la ideal para poder contribuir a dar vida a las historias y personajes de la gran pantalla.
Resulta importante recordar que en México, durante la época del Cine de Oro mexicano los retratos y fotografías en la producción cinematográfica formaron parte indispensable del ascenso de leyendas como María Félix. Baste mencionar los aportes de tres figuras icónicas: Gabriel Figueroa, Alex Phillips y Armando Herrera, varias veces galardonados con la Diosa de Plata de Pecime.
Gabriel Figueroa colaboró estrechamente con directores como Luis Buñuel y fue el encargado de tomar la fotografía de la popular foto de los ojos de María en la cinta “Enamorada” (1946), retrato que encarna el simbolismo escénico de la actriz. También participó como fotógrafo en una de las películas que inauguraron la época del Cine de Oro: “Allá en el Rancho Grande” (1936) e incluso su trabajo se puede apreciar dentro de la obra “Los Olvidados” (1950) del director Luis Buñuel.
Símbolo de la fotografía cinematográfica de México, Alex Phillips (“Santa, 1931), quien además resaltó por su labor de guionista y director durante la época del cine mexicano, es otro de los célebres cinematógrafos cuyo legado quedó asentado en más de 200 filmes, en los que trabajó a lado de figuras como Arcady Boytler, Luis Buñuel, Emilio “El Indio” Fernández, y muchos más.
Entre los cinefotógrafos que contribuyeron al engrandecimiento del cine mexicano de la época de oro, también figura Armando Herrera, cuyo acervo -uno de las más importantes por el valor histórico, cultural y social en México- se conforma de más de 8 mil fotografías.
“El fotógrafo de las estrellas” trabajó con María Félix y personalidades como Ernesto Alonso, Mario Moreno ‘Cantinflas‘, Andrés Soler, Libertad Lamarque, Manolo Fábregas, Joaquín Pardavé, Agustín Lara, Blanca Estela Pavón, Javier Solís y Germán Valdés ‘Tin Tan’, entre otros.
Después de aquella gloriosa época de oro para el cine mexicano en la década de los años 80 surgirían profesionales de la lente como los laureados como Emmanuel Lubeski, quien desde 1992 comenzó a obtener diferentes premios en una gran variedad de películas destacadas, así siendo reconocido como el cine fotógrafo más conocido y galardonado de la historia.
A Lubeski -tres veces ganador al Oscar- se suma Rodrigo Prieto, cuya labor en el cine cobró impulso con su trabajo en “Amores Perros”, hasta convertirse en uno de los cinematógrafos elegidos de grandes cineastas como Spike Lee, Oliver Stone, Pedro Almodóvar, González Iñárritu y la sociedad con Martin Scorsese.
Ganador de múltiples premios alrededor del mundo, Prieto está nominado este año al Oscar en la categoría de Mejor fotografía por su trabajo en la cinta “Killers of the Flower Moon” («Los Asesinos de la Luna»), del legendario Martin Scorsese.
Rodrigo Prieto comparte la nominación con los cinefotógrafos Edward Lachman, por “El Conde”, dirigida por el chileno Pablo Larraín; Matthew Libatique, por “Maestro”, del director y actor Bradley Cooper; el neerlandés-sueco Hoyte van Hoytema, por su trabajo en la fotografía de “Oppenheimer”, de Christopher Nolan, y el irlandés Robbie Ryan, por “Poor Things” («Pobres Criaturas»), de Yorgos Lanthimos.