En palabras de Lucina Jiménez, directora del INBAL, el homenaje a Xavier Robles Molina engrandeció aún más al icónico Palacio de Bellas Artes. El magnífico escenario abrió sus puertas para recibir a los amigos y familiares del cineasta quienes se reunieron para reconocer el legado del creador de importantes guiones cinematográficos, como “Rojo amanecer” y “Los motivos de Luz”, entre muchos más.
La imagen, la palabra, la música y el arte escénico se fundieron en uno solo para recordar al maestro Robles, quien partió de este mundo el año pasado, pero que generosamente dejó sus trabajos cinematográficos para las nuevas generaciones quienes podrán descubrir en sus películas, el compromiso que Xavier tuvo con su México querido y el deseo de contribuir en la creación de un país más justo, libre y menos desigual.
Las voces de los integrantes del Estudio de Ópera de Bellas Artes iniciaron el homenaje, acompañadas de las notas del piano de la majestuosa sala principal del inmueble localizado en la avenida Juárez de la Ciudad de México. Después el grupo de teatro “La mudanza”, presentó el espectáculo de danza “Bengalas en el cielo”, puesta en escena que muestra el dramatismo de los acontecimientos que bañaron con la sangre de jóvenes mexicanos la plaza de las tres culturas a manos de la dictadura priista del siglo pasado.
Posteriormente una de las integrantes de Estudio de Ópera de Bellas Artes acompañada por el piano y la guitarra interpretó “Te quiero”, el poema musicalizado del escritor argentino Mario Benedetti el cual retrata fielmente el sentimiento que unió en vida a Guadalupe Ortega con Xavier Robles, quienes a unos días de conocerse decidieron irse a vivir juntos para siempre.
La presencia de la escritora Guadalupe Ortega en el escenario arrancó el aplauso de los invitados mismo que cimbró la sala principal y llegó hasta las fibras más sensibles de los presentes porque no solamente se lo dedicaron a Lupita, quien vistió totalmente de blanco, también lo fue para Xavier Robles Molina.
En tres hojas de papel escritas en su computadora, Guadalupe Ortega reseñó una vida llena de rebeldía, inmersa en sueños de justicia, con un deseo ferviente y obsesivo de alcanzar un México digno para todos sus habitantes y que la vida pudo darle la oportunidad de plasmarlo en el celuloide, identificado con los ideales que lo acompañaron a lo largo de sus setenta y tantos años de estar en este mundo.
Y no podían faltar los emotivos testimonios de los amigos de muchos años de Xavier, quien en una mesa redonda dedicaron elogiosas palabras para el argumentista y director de cine. Ahí estuvieron Juan Antonio de la Riva, Nacho Ortíz, Toni Khun, José Angel Leiva y Carlos Trujano.
Así fue como en el Palacio de Bellas Artes y su hermoso Salón Principal, culminó el homenaje al maestro Xavier Robles, con la presencia en el escenario de todos los que tomaron parte coronados por el aplauso de los asistentes.
Por fin se le hizo justicia a uno de los personajes del guionismo y la dirección escénica mexicana más comprometidos con sus ideales, pero sobre todo el de un ser humano que extendió su mano franca a todo aquel que siempre se la pidió.