En el objetivo de la 4T de lograr que el plan C le permita ganar la Presidencia de la República y tener una amplia mayoría de representantes en las cámaras de diputados y senadores en 2024, es fundamental que el gobierno y la doctora Claudia Sheinbaum comiencen a trabajar en una labor de reconciliación en el sector cinematográfico, en donde María Novaro, encargada del Instituto Mexicano de Cinematografía, ha realizado una de las peores gestiones que se recuerde en el cine nacional al sembrar discordia, enojo y decepción en una comunidad que antes fue un área donde abundaban los simpatizantes con el actual gobierno y su partido.
Las autoridades de la Secretaría de Cultura que llevaron a María Novaro para dirigir el IMCINE, le hicieron un “flaco favor” al Presidente de la República desde el momento en que su designación implicaba un conflicto de interés pues el anterior director del Instituto, Jorge Sánchez, su ex esposo, realizó una gestión cargada de cuestionamientos por los gastos, lujos y viajes que hizo al frente de ese organismo.
Ya con el cargo, la señora Novaro pretendió hacer en el IMCINE lo mismo que su ex esposo, es decir, derrochar dinero del erario público en gastos superfluos, suntuosos vuelos de avión a festivales en todo el mundo y beneficiar a los amigos del anterior director.
La primera actividad de María Novaro como directora de IMCINE fue irse a Francia, a un festival de cine, contraviniendo las disposiciones del Presidente Andrés Manuel López Obrador para todas las dependencias y organismos de gobierno, de ejercer una austeridad republicana que permitiera al gobierno de Morena ahorrar recursos para emplearlos en beneficio del pueblo.
Sin autorización de por medio y siguiendo los mismos pasos de Jorge Sánchez, Novaro viajó a Francia en donde estuvo 24 horas pues fue obligada a regresar a México y hasta la fecha no se ha informado si reintegró a las arcas del instituto el dinero que gastó en el lujoso viaje.
Además, en sus primeras apariciones en actividades propias del Instituto, a María Novaro se le veía cargando a un bebé, incluso a un costado de su oficina ubicada en los estudios Churubusco, había una especie de guardería. La imagen que proyectaba la señora era la de una abuelita que estaba más preocupada en atender al pequeño infante que en tratar los asuntos del área cinematográfica.
Después vinieron las mentiras como una forma de justificar su ineficacia para asumir sus responsabilidades. Al inicio de su gestión, los representantes de PECIME tuvieron una reunión con ella y con su equipo a fin de establecer posibles apoyos para la realización de la ceremonia de entrega de Diosas de Plata al cine mexicano que la agrupación lleva a cabo desde hace casi medio siglo, sin más interés que el de contribuir a promover la cultura cinematográfica nacional.
En dicha reunión en la que, por cierto, una de sus colaboradoras se la pasó atendiendo su celular, se le pidió el apoyo que el Instituto pudiera brindar, incluso se le planteó que si como gobierno tenían proveedores que les dieran mejores precios por alquiler de pantallas, teatro, realización de alfombra roja, etcétera, PECIME lo pagaría ya que obtener descuentos ayudaría mucho a la agrupación a ahorrar ya que el presupuesto con el que se contaba era muy limitado.
Se le aclaró que PECIME no buscaba obtener dinero sino ayuda para lograr hacer el evento y que si con buenos precios con sus proveedores se lograba ese objetivo, para la agrupación era suficiente. Sus colaboradores anotaron los requerimientos y quedaron de darnos una respuesta los siguientes días, la cual fue en este sentido: “La normatividad no nos permite ayudarlos”.
Fue entonces que nos dimos cuenta de que dicha reunión fue un engaño, una simulación, y cuando los medios de comunicación empezaron a publicar que la ceremonia de Diosas de Plata se cancelaba por la falta de apoyo de IMCINE, la señora María Novaro al ser entrevistada, declaró: “Es que querían que les pagáramos todo, no tenían ni un centavo”, lo que causó una gran indignación en los socios de PECIME pues con esa mentira la directora de IMCINE trató de justificar su negligente actitud.
Guillermo de Toro y Luis Estrada son sólo dos de los cineastas que han alzado su voz para cuestionar la gestión de Novaro, la cual se ha caracterizado por la discordia que ha sembrado en este sector intelectual y creativo, y por su falta de personalidad para defender los verdaderos proyectos que impulsen el cine mexicano el cual en este sexenio no ha trascendido sino, por el contrario, pasará sin pena ni gloria.
La pandemia del Covid 19 impidió que a PECIME le fuera entregada toda la documentación relacionada a los onerosos gastos que realizó Jorge Sánchez al frente del IMCINE durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, misma que se solicitó vía el INAI pero se espera que en los siguientes días o semanas, una vez que este organismo esté funcionando de manera regular, se nos entregue toda la información que solicitamos respecto a los viajes y gastos que realizó el ex esposo de María Novaro y que ella no denunció.
Desde nuestro punto de vista, la señora Novaro no debió haber ocupado dicho puesto ya que se creaba un conflicto de interés puesto que ella fue esposa del anterior director del IMCINE, Jorge Sánchez, pero quien se la propuso al Presidente para el cargo le falló al mandatario que, injustamente ha recibido críticas en el sector fílmico gracias a la mala gestión de María Novaro.
La doctora Claudia Sheinbaum, candidata de Morena, sensible como es a los problemas que se viven en el país, sin duda alguna ya estará informada de la negligente labor de María Novaro al frente de IMCINE y de la necesidad de que se busque una reconciliación en este importante sector cinematográfico que, además de generar empleos da prestigio e identidad cultural a los mexicanos.