Dentro de las actividades de la próxima edición del Festival Internacional de Cine de Monterrey, se realizará un homenaje a la trayectoria de la actriz Tina Romero quien será reconocida como “Icono del cine mexicano”, con una serie de funciones entre las que destacan las cintas “Alucarda, la hija de las tinieblas” y “Bandera rota”.
Tina Romero nació en Nueva York en 1949 y fue hija de padres de origen mexicano. Regresó junto con su familia a México cuando tenía 3 años. Fue en el entonces Distrito Federal donde nació su interés por la actuación a temprana edad, estudiando en las academias de Bellas Artes, en la Corona Theatre School de Londres y en el Centro Universitario de Teatro.
Debutó en 1975 en el largometraje de terror, “Alucarda, la hija de las tinieblas” de Juan López Moctezuma; dando inicio así, a una de las carreras más prolíficas en cine, teatro, televisión y streaming.
Con el sueño de hacerlo todo, de vivir sin límites de la realidad, dio paso firme en la década de los 70 en producciones como: “Lo mejor de Teresa” de Alberto Bojórquez y “La casta divina” de Julián Pastor y “Bandera rota”, de Gabriel Retes.
Enamorada de la delicadeza de la danza y la música, y con el aplomo de vivir sin miedos, llevaron a la actriz a explorar y participar en cintas pioneras en temas recién explorados como “Las apariencias engañan”, bajo la dirección de Jaime Humberto Hermosillo, así como “Mujeres Salvajes”, de Gabriel Retes.
Su actuación en “Missing” le abrió las puertas a las salas internacionales en 1982, de la mano de Costa Gavras y cuya película fue galardonada con la Palma de Oro del Festival de Cine de Cannes. Entre los 80 y 90 Tina Romero continuó su camino de estar y hacer de todo. Participó en “Kino: la leyenda del padre negro” (1993), “Magnicidio” (1995), y “Un dulce olor a muerte” (1999).
En 2004 actuó en los proyectos “Las lloronas”, ópera prima de la directora regiomontana Lorena Villarreal, basada en la leyenda de terror mexicana, y en el thriller “Silencio”, de 2018. Para Tina mantenerse vigente es importante, ser disciplinada, perder el miedo, entender y vivir el personaje: “interpretar a un personaje es convertirse en otra persona”, y ella, está dispuesta a vivir en todas las pieles.