Luego de obtener el Oso de Plata, Premio del Jurado en la Berlinale 2022 y el Premio del Ojo a Mejor Dirección en el 20º. Festival de Cine de Morelia (FICM), “Manto de Gemas”, ópera prima de Natalia López Gallardo, protagonizada por Nailea Norvind, llegó a las salas mexicanas de cine este 9 de marzo.
Coproducción entre México, Argentina y Estados Unidos, “Manto de gemas” también escrita por su directora, cuenta la historia de Isabel, una mujer que está atravesando por un divorcio cuando se entera de que su ayudante, María, está buscando a su hermana desaparecida. Isabel es consumida por la necesidad de ayudar.
Mientras tanto, Roberta, la comandante de la policía local, quiere a su hijo fuera de los cárteles. Los caminos de estas tres mujeres se cruzarán por azar en un mundo de confusión y abandono donde, a pesar de todo, no muere el ánimo de rebelarse ante el infortunio.
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«Este es un terrorífico viaje para encontrar a una persona desaparecida. Quise hacer una película sobre lo colectivo, tratando de expresar el hecho de que entre nosotros estamos ligados», remarcó la directora en conferencia de prensa en la que mencionó que para realizarla se acercó a madres con hijas desaparecidas y personas sobrevivientes de la violencia en el país.
Durante la conferencia en la que estuvieron presentes Nailea Norvind y Montserrat Colsa, el actor Juan Daniel García Treviño y la productora Fernanda de la Peza, la cineasta expresó que su película se desarrolla en un lugar “en el que pareciera ser que la gente está un poco a la deriva y salvando sus propios intereses además se ve que la esperanza de un futuro colectivo y la idea de la empatía está un poco adormecida”.
“Realmente mi deseo era acercarme a esa dimensión y reflejar un universo donde actuamos a veces siendo víctimas y a veces como perpetuadores de esta cadena de violencia, sin darnos cuenta que al no hacer nada para cambiarla de alguna manera la estamos alimentando”, enfatizó López Gallardo, quien desde hace 13 años radica junto con sus hijos en Morelos donde comparte la vida con los habitantes del pueblo de Jocotitlán.
“Mi interés más fuerte de la película fue tratar de acercarme a la dimensión psicológica y a la herida espiritual que tenemos todos los mexicanos y que ha nacido a raíz de la violencia”, destacó la cineasta, editora y postproductora, quien desde hace una década ha sido parte de importantes proyectos de cineastas y productores como Lisandro Alonso, Amat Escalante, Carlos Reygadas y Jaime Romandía.