“México está atravesado por historias violentas y brutales que marcan la vida de familias destrozadas por las desapariciones”, comenta Natalia Beristáin, directora de “Ruido”, película que llegó el fin de semana a salas selectas de la República antes de su estreno global, anunciado para el 11 de enero a través de Netflix.
Esta dolorosa realidad -expresa- es la que la inspiró a filmar su tercer largometraje, un drama con el que hace un llamado a “expandir un ruido tan atractivo e inspirador, como molesto e incómodo, que teja lazos al interior de la sociedad para cambiar una realidad nacional que nos agravia.
“Se trata de tener presente el poder de lo colectivo en la búsqueda de verdad, justicia y memoria”, enfatiza Beristáin sobre su nueva obra cinematográfica que fue elegida para participar en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián 2022, donde obtuvo el Premio de la Cooperación Española.
Producida por Rafael Ley (“Las niñas bien”, “Cómprame un revolver”). “Ruido”, cuyo guión fue coescrito por Natalia Beristáin, en colaboración con Diego Enrique Osorno (Vaquero del mediodía) y Alejandro Valenzuela (El comediante), el filme también formó parte de la selección oficial del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) en su 20° edición.
Para los roles estelares de su nueva cinta, la también directora de “No quiero dormir sola” (2012) y “Los adioses”(2017), eligió a sus padres la vida real, la primera actriz Julieta Egurrola (“Profundo carmesí”) y el galardonado Arturo Beristáin (“El castillo de la pureza”). El reparto lo complementan Teresa Ruiz (“Luis Miguel: La serie”), Erick Israel Consuelo (“Narcos: México”) y Adrián Vázquez (“Polvo”).
En la historia, ‘Julia’ (Egurrola) es una madre, “o mejor dicho, una de las muchas madres, hermanas, hijas, colegas, que han visto sus vidas destrozadas por la violencia generalizada en un país que libra una guerra contra sus mujeres”. ‘Julia’ busca a ‘Ger’, su hija (Teresa Ruiz), y en su búsqueda, irá tejiendo las historias y luchas de las diferentes mujeres que conocerá.
“Cada persona desaparecida es parte de nuestro cuerpo”, grita una portavoz de las mujeres durante una manifestación representada en la cinta. Y la protagonista comprende entonces, como víctima y buscadora incansable, que ella no está sola.
Hace algunos meses, en un comunicado oficial, Beristáin declaró que por diez años pensó en su nueva historia: “Me parece que necesitamos entender que cuando hablamos de cifras de desaparecidos y desaparecidas, estamos hablando de historias de vida, familias rotas y dolores innombrables…
“La única forma que tengo para hablar de eso es a través del cine. Hicimos lazos con la sociedad civil, con algunas de las personas que viven con este dolor en su día a día; son justo estos lazos y estas personas lo que me hace sentir esperanza por este país”, subrayó entonces.