Activo hasta el final de sus días, este domingo murió, a los 82 años, Miguel Gurza Iglesias, el legendario actor y amaestrador de animales que junto con su hermano Humberto escribió brillantes páginas en el cine mexicano e internacional.
Miguel y Humberto Gurza (también finado), se convirtieron en leyendas del cine mexicano al proveer por muchos años, desde la década de los años 60, toda clase de animales (más de cien especies) para películas de acción y aventuras, en las que incluso actuaron. Entre ellas, la saga de “Chanoc”, “La Choca”, “Depredador”, “Conan, el bárbaro”; “El topo”, “Dos bribones tras la esmeralda perdida”, “Pistolero”, “Depredador”, “El tesoro del Amazonas”, “Okey mister Pancho”, “El payo” y “Robinson Crusoe”, entre otras.
Felinos, aves, reptiles, chimpancés y el no menos célebre chango Chucho-Chucho entrenados por ellos en su propio zoológico ubicado dentro de los antiguos estudios Churubusco, cubrieron por muchos años las necesidades de los productores de cine, programas de televisión y los espectáculos de “la nena del violín”, la vedette Olga Breeskin.
“Me tocó vivir una bonita etapa del cine mexicano, cuando los estudios Churubusco estaban saturados de filmaciones de películas, nacionales y extranjeras, y mi hermano y yo no nos dábamos abasto para atender los requerimientos que nos hacían los productores que nos solicitaban desde ratones y arañas, hasta tigres, panteras y todas clase de reptiles”, confió Miguel Gurza al Presidente de Pecime, Alejandro Vázquez Cruz antes de su fallecimiento.
Gurza, quien desde hacía muchos años estableció su domicilio en la calle de Atletas, frente a los Churubusco, donde tenía su zoológico, comentó que a sus 82 años, aún cuando estaba consciente de que su actividad como entrenador y actor de cine de acción y aventuras había terminado, no pensaba retirarse de la industria.
“Fui muy feliz porque hacía lo que me gustaba, pero todo se terminó cuando el gobierno salinista pretendió privatizar en 1993 los estudios Churubusco y al no lograrlo por la oposición de la comunidad cinematográfica, se optó por construir en ese lugar el Centro Nacional de las Artes. Una madrugada, personal de protección animal, entró a la zona selvática de los estudios en donde teníamos a nuestras mascotas y se las llevaron a todas, entre ellas a Chucho-Chucho. Nos despojaron de nuestro zoológico”, manifestó con tristeza.
“Hoy aquí, desde mi casa, volteo a ver los Churubusco y ya no siento la emoción que antes me producían. Los redujeron a su mínima capacidad, son una tercera parte de lo que fueron y ya no hay la actividad que antes hubo, además de que todos mis amigos y conocidos que ahí trabajan, con los que convivía, ya no están”, declaró en su última entrevista concedida a un medio.
En la plática con Alejandro Vázquez, Miguel Gurza, le relató que en su faceta de actor hizo muchas cosas: “Con Andrés García casi no trabajé, pero a quien sí doblé en escenas de peligro en varias películas fue a Jorge Rivero, un gran actor y una gran persona, y en el plano internacional recuerdo a Michael Douglas, con quien Humberto y yo trabajamos en la película ‘Dos bribones tras la esmeralda perdida’, que fue en la que un cocodrilo le arrancó la mano a mi hermano que por fortuna se le logró salvar”.
“Ahora, miro a los Churubusco, pero te repito, ya no con la nostalgia con la que antes lo hacía, porque los estudios tenían un encanto especial que le daba cada uno de los personajes que ahí se reunían, por ejemplo, en el restaurante era famosa la esquina de “El Indio” Fernández ya que todos los días acudía a ese lugar a tomar su botella de tequila o de ron y a ‘echar brava’ cuando ya estaba tomado con quien fuera”.
Le relató también que el restaurante de los estudios Churubusco era el sitio en donde se concretaban los proyectos de filmación “y había trabajo para para todos, sin importar sus condiciones físicas, siempre había un papel o personaje para cada uno de nosotros”.
En ese contexto, recordó a Margarita, la señora que dentro de los estudios vendía en un carrito dulces y cigarros, con la particularidad de que carecía de brazos lo que no fue impedimento para que el cineasta, Miguel Littín, la incluyera con una pequeña aparición en su película “El recurso del método” (1977). También vino a su memoria “El chupis”, un atento mesero del restaurante que trabajó como extra en una gran cantidad de películas, entre ellas, “El revoltoso”, con Germán Valdés Tin Tan, y doña Natividad Soriano, conocida como “La güerita de los tacos”.
Por varios años, a la entrada principal de los estudios, doña Natividad satisfizo los más exigentes paladares de funcionarios de los Churubusco, artistas, técnicos y trabajadores con sus exquisitos guisos, además de haber trabajado como extra en varias películas.
En Paz descanse Miguel Gurza. Pecime lamenta su partida