Del Puño y Letra de Antonio Matouk Mansur
-Conoció a Pedro Infante cuando ‘el ídolo de México’ buscaba comprar un Cadillac
-Trajo de Colombia al ‘Gabo’ y ‘se codeó’ con grandes directores de Hollywood, como el italiano Frank Capra
De sangre libanesa, visionario y emprendedor desde muy joven, Antonio Matouk Mansur forma parte de las personalidades que la historia reconoce por su contribución al desarrollo y engrandecimiento del cine mexicano en el siglo XX, junto con Antonio ‘El Chato’ Helú, Miguel y Mario Zacarías Nogainm, Antonio Badú (cuyo verdadero nombre era Antonio Mamnun Nages) y Mauricio Garcés (Férez Yazbek), entre muchas otras.
Antonio tuvo la sensibilidad de apoyar a Luis Alcoriza, autor junto con Luis Buñuel de los argumentos de Los olvidados, El bruto, El gran calavera y El ángel exterminador, entre más de cien obras que fueron llevadas a la pantalla grande y que enriquecieron el patrimonio fílmico de México. Alcoriza escribió para Matouk los argumentos de Tlayucan, Tiburoneros y Tarahumara, películas ganadoras de tres Diosas de Plata de Pecime en los años 60, y de otros importantes premios nacionales e internacionales.
Uno de sus más grandes aciertos fue impulsar la segunda etapa fílmica de Pedro Infante, a quien conoció cuando ‘el ídolo de Guamúchil’ acudió al ‘Lote de Autos Chapultepec’, de propiedad de Matouk, deseoso de comprar un Cadillac, aunque sin el dinero suficiente para adquirirlo. Infante, en aquel momento era un actor al que no se le había permitido explotar mejor sus dotes artísticas, y de quién se dice, se aprovechaban los productores, directores y/o representantes.
Respetado por la comunidad libanesa, mexicana y judía y por directores y productores como ‘el Zar del Cine Mexicano’ Gregorio Wallerstein, con quien mantuvo una gran amistad que perduró hasta la muerte de éste en el año 2002, Matouk tuvo la visión de reconocer en el protagonista de Pepe el Toro y las secuelas de Ustedes los Ricos y Nosotros los Pobres, su gran carisma y talento, y le ofreció darle el Cadillac a cambio de unas cuantas presentaciones artísticas en las cuales sería su representante, garantizándole un mejor pago por su trabajo y sobre todo un mejor trato, lo que Pedro aceptó de inmediato. Así comenzó una larga historia de amistad y profesionalismo entre ellos. A partir de ese momento, el empresario se convertiría también en su protector, apoderado legal y en su amigo para siempre. Incluso le construyó, dentro de su casa, en la colonia Narvarte de la ciudad de México, un gimnasio y un departamento para que Pedro pudiera enfocarse en el deporte, otra de sus pasiones, y concentrarse en su carrera, evitándole distracciones que no le faltaban por su gran carisma y galanura.
Con Matouk Films, la casa productora que constituyó en 1954 y que luego se convertiría en Producciones Matouk, S.A., Pedro hizo filmes como Tizoc: Amor Indio, ganadora en 1957 del Globo de Oro a Mejor película de habla no inglesa y del Oso de Plata del Festival de Berlín (a Mejor Actor); El Inocente, Los Gavilanes y Pablo y Carolina. Además, en sociedad de Matouk con Producciones Zacarías, Pedro protagonizaría Ahí viene Martín Corona, Cuidado con el amor y Escuela de música; Los hijos de María Morales y Escuela de Vagabundos (Diana S.A), así como Un rincón cerca del cielo, El mil amores y Escuela de rateros, con Cinematográfica Filmex, S.A.
Gracias a su prestigio, Matouk llegó a ‘codearse’ con grandes directores de Hollywood, entre ellos el italiano Frank Capra; conoció a Fidel Castro, quien en esos años estaba en México persiguiendo el sueño de ser actor. Además, trajo a México desde su natal Colombia al escritor Gabriel García Márquez. ‘Gabo’ fue contratado para escribir argumentos por encargo suyo y ya en tierra azteca, junto con Luis Alcoriza, creó las historias de Tlayucan (1961), Tarahumara (1964), ambas nominadas al premio Óscar de la Academia de Hollywood y Tiburoneros (1962). Incluso García Márquez le dejó dos guiones inéditos: Sixty Dollars (La Nada) y Frontera, escritos en 1964.
Pero la historia de Antonio Matouk Mansur, quien contribuía sin crédito con donaciones a asilos de ancianos y a personas en situaciones difíciles, e incluso fue voluntario de las brigadas que estaban en guardia durante la Segunda Guerra Mundial, dio un giro inesperado el 15 de abril de 1957, cuando la vida le arrebató a su gran amigo Pedro Infante en un accidente de avión. ‘El ídolo de México’, a quien irónicamente le había conseguido un contrato con la 20th Century Fox que lo catapultaría a la fama mundial, no pudo recibir personalmente el Oso de Plata de Berlín que había ganado ese año como Mejor Actor por Tizoc: Amor Indio, película que protagonizó al lado de ‘la doña’ María Félix. El Premio fue recibido en su representación por Antonio Matouk, quien viajó a Berlín acompañado por Ismael Rodríguez, el productor, director y guionista de cintas que marcaron los inicios de Pedro Infante en el cine a partir de 1940, como Los Tres García (1947), Los Tres huastecos (1948) y Sobre las olas (1950). Fue Ismael quien también lo reunió con Jorge Negrete, en la película Dos tipos de cuidado (1953)
A partir de la muerte de Pedro, reconocido como uno de los máximos representantes de la cultura popular mexicana, y al igual que los grandes personajes de la historia, la vida de Matouk estuvo plagada de luces y sombras, de leyendas, mitos y acusaciones mediáticas no probadas. La justicia falló a favor del cineasta al desestimar infundadas acusaciones de haberse quedado con una supuesta fortuna del ‘Rey de las Rancheras’.
Antonio Matouk Mansur (1918-2003) es otra de las grandes personalidades del cine que plasmó su firma en el Libro de Oro de Pecime que hoy les compartimos: