Con una trayectoria de más de 55 años en el cine, Miguel Gurza no piensa en el retiro, al contrario, le entusiasma seguir en la industria en su faceta de actor, aunque mucho le agradaría continuar la labor que por varios años realizó con su hermano Humberto, como proveedores de animales amaestrados para la filmación de películas y de programas de televisión.
Pero el golpe que les asestó, en 1993, el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, acabó con su actividad, al despojarlos de su zoológico que comprendía más de 100 ejemplares, entre felinos, aves, reptiles y chimpancés.
Miguel Gurza recuerda cómo en el gobierno salinista se pretendió privatizar los estudios Churubusco, y al no lograrlo por la oposición de la comunidad cinematográfica, se optó por construir en dicho lugar el Centro Nacional de las Artes, por lo que una madrugada, personal de protección animal, entró a la zona selvática de los estudios en donde tenían a sus mascotas y se las llevó a todas, entre ellas al famoso chango Chucho Chucho que por varias temporadas requirió para su espectáculo nocturno la chica del violín, Olga Breeskin.
“El golpe que nos dieron fue literalmente mortal, porque los animales eran nuestra principal herramienta de trabajo y al ya no tenerlos mi hermano Humberto entristeció, cayó en depresión y años después, en el 2000, murió de un infarto. A mí también me afectó perder a nuestras mascotas, pero afortunadamente logré sobreponerme y he continuado trabajando en el cine en mi faceta de actor”.
Los hermanos Gurza, Miguel y Humberto, son un referente en la industria fílmica nacional e internacional. Por décadas se encargaron de abastecer los animales que los productores requerían para sus películas. Prácticamente trabajaban sobre pedido y las especies que no tenían en su inventario las conseguían. Para la película mexicana, “Cementerio de papel”, reunieron más de 40 ratas que el director necesitaba para filmar algunas escenas.
En el plano internacional eran reconocidos por los eficaces servicios que prestaban. Cuando los productores extranjeros llegaban a filmar a México siempre recurrían a los hermanos Gurza para obtener los animales que necesitaran para sus rodajes.
A Michael Douglas le consiguieron 20 cocodrilos para su película “Dos bribones tras la esmeralda perdida” (“Romancing the Stone”). Lamentablemente un descuido durante la filmación hizo que uno de los lagartos escapara y se zafara el lazo con el que tenía amarrado el hocico.
Al tratar de someterlo, el caimán le arrancó a Humberto, de una mordida, una de sus manos la cual, por la rápida atención médica se le logró salvar, aunque nunca recobró la movilidad total de la misma.
Miguel también estuvo en riesgo de morir cuando en 1983, durante la filmación de la película “Amityville 3 D”, una cobra lo mordió, pero por la oportuna atención médica logró salvar su vida, sin embargo, el peligro fue una constante en su actividad por las escenas de alto riesgo en que participaban y el frecuente contacto que tenían con animales salvajes y venenosos.
Y a pesar del peligro al que estaban expuestos, Miguel extraña su profesión y a su hermano, porque asegura que trabajar con animales era una actividad que los apasionaba y está seguro de que si Humberto viviera estarían buscando la manera de seguir dando ese servicio.
En lo personal, considera difícil volver a tener animales porque asegura que obtener los permisos y mantener a las mascotas es difícil y muy caro, por eso está enfocado en la actuación en la cual inició en 1965 en la serie de televisión “Tarzán”, que protagonizaba el actor texano Ron Ely.
“Ahí inicié mi carrera y fueron muchas las satisfacciones que tuve porque la serie fue exitosa. Yo doblaba en algunas escenas de peligro con animales a Ron Ely”, comentó Miguel, quien también recuerda haber trabajado con sus mascotas en las telenovelas “Rosa salvaje” y en el programa “Mala noche…no”, en ambos con Verónica Castro…
(continuará)