Del Puño y Letra de Alejandro Galindo

Cambió la carrera de dentista por el cine

Su último filme, ¿se lo apropió “La Quina”?

Alejandro Galindo tenía muchas posibilidades de graduarse como dentista, pero su encuentro con Hollywood lo hizo cambiar la odontología por el cine, en donde se convirtió en uno de los más grandes directores de la época de oro de la cinematografía mexicana. A él se deben películas de gran trascendencia social como “Campeón sin corona” (1945), “Una familia de tantas” (1948) y “Doña Perfecta” (1950), tres emblemáticas cintas de su amplia filmografía.

Murió en 1999 frustrado por no haber logrado el estreno de lo que fue su último trabajo cinematográfico, “Lázaro Cárdenas” (1985), un filme que misteriosamente desapareció sin que nunca las autoridades cinematográficas de nuestro país dieran una explicación al respecto.

En su momento, los familiares del cineasta responsabilizaron al poderoso líder petrolero, Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, de haberse apoderado indebidamente del filme y de haber pagado a guionistas para modificar la historia en la que se abordaban pasajes de la vida del expresidente de México. Otra versión que se ha conocido es que por “tocar” fibras sensibles el gobierno prohibió su exhibición pública.

Oficialmente no se conocen los motivos, pero lo cierto es que este carismático cineasta, de trato amable, ha trascendido con su obra los umbrales de la historia del cine mexicano, porque en sus películas se atrevió a plasmar el cambio del México rural al urbano y supo retratar en sus historias la evolución de las familias mexicanas de las décadas de los años 40 y 50, con personajes con los que la gente se identificaba plenamente.

Alejandro Galindo estudiaba odontología en la Universidad Nacional Autónoma de México cuando el productor, Germán Camus, le despertó el interés por el cine por lo que, sin contar con suficientes recursos económicos ni el apoyo de nadie, abandonó la carrera para irse a Hollywood en donde para sostenerse trabajó como ayudante de intendencia.

Su dominio del idioma inglés le ayudó a conseguir un mejor empleo como intérprete traductor en las compañías MGM y la Columbia Pictures, dos de las productoras de películas más importantes del mundo. Su cercanía con estas dos compañías, alentaron más su deseo de incursionar en el cine por lo que decidió cursar la carrera de guionista en el Hollywood Institute of Scriptwriting and Photoplay.

Con más preparación y experiencia y debido a la gran depresión económica en Estados Unidos, en 1930 regresó a México para trabajar como guionista de programas de radio y para el cine escribió el guión de la película “La isla maldita” (1934), primer filme mexicano hecho a colores. Al año siguiente, en 1935, inició su carrera como director con el cortometraje documental “Teotihuacán, tierra de emperadores”.

En 1937 por fin logró hacer realidad su acariciado sueño de convertirse en director de películas al debutar con el largometraje “Almas rebeldes”. A partir de entonces desarrolló un amplia filmografía en las que sobresalen títulos como: “Mientras México duerme” (1938), “Ni sangre ni arena” (1941), “Los dineros del diablo” (1953), “Las infieles” (1953), “Esposa te doy” (1957), “Piernas de oro” (1958), “Tu hijo debe nacer” (1958), “La vida de Agustín Lara” (1959), “La edad de la tentación” (1959), “Mañana serán hombres” (1961), “Ellas también son rebeldes” (1961), “Corona de lágrimas” (1968) y “Cruz de Olvido” (1984).

Dirigió a los más importantes artistas de la época dorada de nuestra cinematografía, entre quienes se encuentran Mario Moreno “Cantinflas”, Dolores del Río, Julio Villarreal, Esther Fernández, Carlos Navarro, José Elías Moreno, Enrique Aguilar, David Silva, Armando Calvo, Irasema Dilián, Rita Macedo, María Douglas, Antonio Espino “Clavillazo”, Marga López, Rebeca Iturbide y Eduardo Alcaraz.

Don Alex tuvo fuertes lazos de amistad con los socios de PECIME a quienes consideró sus amigos y hoy la agrupación lo recuerda con admiración y respeto compartiendo el texto que escribió de su Puño y Letra: