Con casi 60 años de experiencia en escenas de alto riesgo para el cine y la televisión, Bernabé Palma, el Stunt Man más importante de la cinematografía nacional, no piensa en el retiro. “Todavía me puedo incendiar completamente, hacer caídas de grandes alturas, conducir autos a gran velocidad y chocar con ellos y colgarme desde un helicóptero”.
Pero eso es muy peligroso Bernabé, así perdió la vida el profesor Zovek…
“A lo largo de mi carrera lo he hecho varias veces. Para la película “Sor Tequila”, doblé a la señora María Elena Velasco, “La India María”, en una escena colgado de un helicóptero, sólo que tomé las debidas precauciones, por debajo del hábito de monjita tenía sujetado en la cintura un cable que pendía de la aeronave.
“También tiempo después del accidente en que perdió la vida Zovek, fui a Tlaxcala a doblar a los hermanos Almada (Mario y Fernando), en escenas en que también tenía que colgarme de un cable que pendía de un helicóptero, y el piloto, como coincidencia, era Javier Merino Arroyo, el mismo que tripuló la nave el día en que perdió la vida el profesor”, comentó Palma, quien considera que mientras su cuerpo se lo permita seguirá desarrollando su profesión.
Sin embargo, un nuevo giro dará a su carrera en la que ahora se enfocará a retomar una actividad que anteriormente desarrolló con éxito, pero que a punto estuvo de costarle la vida: la de escapista. “En 1979, en el espectáculo “El Circo de lo Increíble”, de los hermanos Bells, en la alberca Olímpica de la Ciudad de México, prácticamente estuve muerto unos minutos, al complicárseme salir de un baúl en el que fui lanzado al agua encadenado de pies y manos.
“Ese día, antes de realizar el número, se presentó una señora con la que había tenido una relación sentimental, discutimos y por más que le pedí que se fuera, no lo hizo, eso me puso nervioso y me hizo enojar, entonces arrojaron el baúl conmigo adentro al foso de clavados de 6 metros de profundidad. Rápidamente me logré zafar de las cadenas, pero cuando quise salir de la caja no podía, porque la habían lanzado invertida y la tapa chocaba con el fondo de la alberca.
“Creí que era mi final porque me estaba ahogando y en mi desesperación le pedí a Dios que no me dejara morir porque allá arriba, en la sala, estaban mi hija y mi esposa. A los dos minutos logré salir a la superficie, desmayado y saliéndome sangre de los oídos, los cuales por la presión del agua se me reventaron; me llevaron al hospital y de milagro logré sobrevivir”.
Ahora en su etapa de madurez, Bernabé prepara nuevos actos de escapismo para su reaparición en un auditorio de Houston, Texas, en cuanto se levante la contingencia por la pandemia del Covid 19. Durante el aislamiento ha estado ensayando en su casa, con el mago Sustaita, el número de “La momia”, un truco en el que ante la vista del público es enredado totalmente, de pies a cabeza, con cinta adhesiva de casi 40 centímetros de ancho.
“Me cubren totalmente al grado de no poder respirar y ante la mirada del público, con un simple movimiento me logro liberar. El mago Sustaita queda envuelto con el diurex y para poder liberarlo, tengo que utilizar una filosa navaja e irle desprendiendo la cinta adhesiva”.
Aún con esta nueva actividad, Bernabé no piensa abandonar su labor en el cine, en el que le hubiera gustado trabajar con Alfonso Cuarón, Alejandro Gonzáles Iñárritu y Guillermo del Toro. “Nunca es tarde y ojalá tenga la oportunidad de colaborar con estos tres grandes directores mexicanos que, creo, serían los únicos con los que faltaría trabajar”, comentó finalmente.
TEXTO: PECIME