El director de cine Arturo Ripstein fue honesto al afirmar que con “El Diablo entre las piernas”, su película más reciente, no se subió al barco de la violencia de género que tan de boga está actualmente: “No soy sociólogo, nosotros solo quisimos mostrar la decrepitud, de cómo entra al cuerpo y va al alma”, aclaró el polémico realizador.
Creador de filmes como “El castillo de la pureza”, “El santo oficio”, “El lugar sin límites”, “El imperio de la fortuna”, “El evangelio de las maravillas” y más recientemente “Los motivos del corazón” y “El callejón de la amargura”, Ripstein mencionó que a pesar de que en la trama una mujer de la tercera edad (Sylvia Pasquel) sufre maltrato por parte de su marido (Alejandro Suárez), no denunció la violencia de género, porque sus películas nunca se han comprometido con alguna causa en particular.
“Yo no tengo actitudes de sociólogo, politólogo o antropólogo. Mis películas nunca han tenido ese tipo de mensaje y en el caso de ‘El Diablo entre las piernas’, la hice simplemente por el placer de contar lo que acontecía al interior de una pareja de la tercera edad”, comentó el experimentado cineasta.
El guión de esta película fue escrito por Paz Alicia Garciadiego, esposa de Ripstein, quien admitió que si bien en la cinta puede verse que hay violencia de género, ella se basó más que nada en mostrar que en muchas ocasiones es la mujer la que permite que el marido llegue a esos extremos, porque piensa que el hecho de celarla, significa que la quiere mucho.
“Vi una estadística sobre los feminicidios y ahí muestran que en el 80 por ciento de los casos ocurren dentro del ámbito familiar. Los celos obsesivos son para la protagonista de nuestra película una especie de idolatría para su marido. Ellas piensan: ‘me quiere tanto que me golpea’”, comentó Paz Alicia.
Finalmente Arturo Ripstein hizo una conclusión sobre esta película que estará presente en el Festival de Cine de Málaga, España, donde se exhibirá dentro de la sección oficial.
“Aquí no ha víctima ni victimario, hay víctimas y victimarios, los dos tienen esa noción. La película no era una consigna ni se hizo con el afán de denunciar nada, sino tener el placer de contar esto”, concluyó el cineasta.
TEXTO: PECIME