Joaquín Cosío ante uno los trabajos más importantes de su carrera, con “Belzebuth”

Reconocido en el cine gracias a personajes de gran arraigo, como “El Cochiloco” (en “El infierno”) o “Mascarita” (en “Matando cabos”), Joaquín Cosío reapareció este principio de año en 800 salas comerciales del país como «el agente Emmanuel Ritter» en “Belzebuth”, la nueva cinta del director Emilio Portes, con la que el actor se adentra en el género de terror, con uno de los trabajos más importantes de su carrera.

La historia, en la que Cosío comparte actuaciones con los estadounidenses Tobin Bell («Juego Macabro») y Tate Ellington, así como con Yunuen Pardo (en la que representa su primera gran participación en la pantalla grande), se desarrolla después de una serie de homicidios en la frontera entre México y Estados Unidos en donde «el agente Ritter» sospecha que los asesinatos están ligados con la llegada de un antiguo demonio llamado «Belzebuth».

“Hablamos de una película nacional que se fundamenta en creencias católicas que tenemos en nuestra cultura», declara Joaquín Cosío, quien aunque ya ha trabajado en cintas en inglés como «Quantum of Solace», con su personaje de «Emmanuel Ritter» en «Belzebuth», se enfrentó al reto de hablar el idioma anglosajón en la mayor parte de las escenas, que además requirieron gran imaginación, ya que involucraron el trabajo de varios estudios de efectos visuales.

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«Belzebuth”, en la que también participaron Giovanna Zacarías, José Sefami,  Aída López,  Enoc Leaño,  Felipe Tututi,  Norma Angélica, Mercedes Hernández,  Liam Villa y  Damaris Rubio, exigió a Joaquín en lo personal, echar mano de sus conocimientos sobre el catolicismo, debido a que la historia gira en torno a fenómenos paranormales y posesiones demoníacas:

“Vengo de una familia totalmente católica, crecí con toda esta imaginería y parafernalia religiosa y durante toda mi primera infancia fui un niño profundamente católico; en algún momento de mi existencia manejé la posibilidad de ser sacerdote, entonces hay un ligue personal a todo este universo de demonios y ángeles, de maldad y bondad, hay fuerzas que puedo entender en relación a lo que planteaba el guión…

“No puedes ir más allá de lo que te propone el guión, que está muy bien escrito y con personajes increíbles como ‘Ritter’, a quien le presté mi cuerpo; es uno de los trabajos más importantes en mi carrera, porque lo siento libre, relajado, dentro de todo su tremendo tormento y simplemente ese era el reto de actuaren una película de terror como ésta… esa fue la puerta que se abrió y que me dejó ver un interior totalmente negro, porque no había una respuesta, así que exploté el desprecio y odio profundo para recrear la posesión”, destacó Cosío, quien en estos días filma la secuela de “Matando Cabos” que llevará por título: “La venganza de Mascarita”.

El filme mexicano, cuyo proceso de rodaje tomó nueve semanas, 4 de ellas en locaciones de Baja Calfornia Norte, y las otras 5 en foro, cuenta con la producción de Rodrigo Herranz y Pastorela Películas en coproducción con la Secretaría de Cultura, (Fidecine), Efd Internacional, la Universidad Autónoma de Baja California y Chemistry. Ana Hernández y Georgina Terán son las productoras ejecutivas, mientras que Cristina Conde y Salvador León (de la UABC) participaron como productores asociados.

 TEXTO: PECIME