Del Puño y Letra de Gabriel Figueroa

*Contribuyó al gran éxito de los filmes de “El indio” Fernández

*En su honor, PECIME otorga una Diosa que lleva su nombre

Gabriel Figueroa fue de las pocas personas con las que el director, Emilio Fernández, reñía poco. Formaba parte de su círculo de trabajo más cercano y, aunque todo mundo sabía del explosivo carácter de “El indio”, con el prestigiado cinefotógrafo tuvo un trato diferente pues el cineasta terminó por rendirse ante el talento creativo y gran sensibilidad de quien es considerado uno de los más talentosos directores de fotografía del cine mexicano y mundial.

Figueroa contribuyó al engrandecimiento y fama de Emilio Fernández al lograr plasmar con su lente, artísticamente, imágenes de la vida misma del pueblo de México en películas que a “El indio” le valieron reconocimiento internacional y premios. Con otros afamados directores también realizó una importante labor detrás de la cámara, como por ejemplo Luis Buñuel, con quien participó en “Los olvidados”. 

Gabriel quedó huérfano de mamá a los tres días de haber nacido pues derivado del parto su progenitora falleció por lo que su padre, incapaz de criarlo a él y a su pequeño hermano Roberto, los dejó al cuidado de sus tías. Su niñez no fue fácil aunque logró realizar estudios básicos y la preparatoria en el colegio de San Ildefonso. 

En su adolescencia le dio por estudiar pintura en la Academia de San Carlos y también tomaba clases de violín en el Conservatorio Nacional de Música. Aunque en ninguna de estas dos disciplinas se llegó a desempeñar profesionalmente, las dos le sirvieron para desarrollar un sentido artístico y creativo.

Su inclinación por la fotografía se dio tras conocer al fotógrafo Eduardo Guerrero y más adelante a Gilberto y Raúl Martínez Solares, quienes con el tiempo también se convirtieron en cinefotógrafos y en pilares de la época de oro de la cinematografía nacional.

Su primer encuentro con el cine se dio con la película “Revolución”, del director Miguel Contreras Torres y posteriormente la compañía “CLASA” que vio en él talento y futuro, lo becó para ir a estudiar a Hollywood en donde conoció al fotógrafo americano Gregg Toland, colaborador del astro, Orson Wells, con quien hizo amistad y de quien aprendió muchas secretos relacionados con el manejo de luz estando detrás de una cámara.

La vida de Gabriel Figueroa es apasionante y está llena de sucesos y anécdotas importantes puesto que además de su gran labor en el cine, fue un hombre comprometido con las causas sociales, como cuando en 1949 presidió una asamblea que a iniciativa de los poetas Pablo Neruda y Efraín Huerta (fundador de PECIME), se organizó en México para solidarizarse con los cineastas de Hollywood que habían sido despedidos de su trabajos y encarcelados por la cacería de brujas macartistas. 

La filmografía de Gabriel es muy amplia y variada pues en ella hay más de 210 títulos entre los que se encuentran verdaderas joyas de la cinematografía nacional, entre ellas: “María Candelaria”, “Flor Silvestre”, “La perla”, “La malquerida”, “Río Escondido” y “Maclovia”, que realizó con Emilio Fernández, y “Los olvidados” y “Nazarín” con Luis Buñuel; “Macario” con Roberto Gavaldón y “Distinto amanecer” con Julio Bracho, entre otros directores de la época de oro del cine mexicano.

En un momento de su vida, al recibir un importante premio por su brillante trayectoria, Gabriel Figueroa dijo: “Estoy seguro de que si algún mérito tengo es saber servirme de mis ojos que conducen a las cámaras en la tarea de aprisionar no sólo los colores, las luces y la sombras, sino el movimiento que es la vida”.

Trabajó con los más importantes directores mexicanos de cine y también tuvo una fuerte presencia internacional al trabajar con cineastas internacionales como John Houston, Brian G. Hutton, Hall Bartlett y Dan Siegel.

Por su gran talento creativo, el pintor Diego Rivera lo consideró el cuarto muralista de México, algo en lo que estuvo de acuerdo David Alfaro Siqueiros, sus dos grandes amigos.

Hoy que anunciamos la próxima realización de la entrega de Diosas de Plata, la número 48, recordamos la amistad que este gran artista de la lente tuvo con los socios de PECIME quienes, en su honor, impusieron su nombre al galardón que se otorga al ganador en la categoría de Mejor Fotografía, y lo hacemos con el texto que, de su puño y letra, escribió para la agrupación: