Fabián Corres reflexiona sobre el derrumbe humano y el dolor en “Encontrando el fin del mundo», su ópera prima

«Navegante, Encontrando el fin del mundo» es el título de la ópera prima de Fabián Corres, un trabajo que el ganador de la Biznaga de Plata al ‘Mejor Actor de Reparto’, del Festival de Málaga 2020 (por su desempeño en la película Blanco de Verano), espera estrenar en salas a mediados de este mismo año, después de presentarla en festivales dentro y fuera de México.

“Es una pieza que habla del dilema humano entre la búsqueda de armonía y la pérdida y sus rincones obscuros cuando el dolor aparece. ¿Hasta dónde un espíritu es capaz de soportar el dolor por la pérdida de un hijo?, ¿Hasta dónde el amor por tu pareja persiste aún con su abandono?, se cuestiona Corres, para referirse a las motivaciones que tuvo para llevar al cine su primer largometraje como director.

“La película está inspirada en la vida de alguien en situación de calle, intentando descifrar sus porqués y su abandono, traer sus pérdidas y por lo tanto su dolor”, subraya Fabián, también productor del filme, cuyo guión fue escrito en colaboración con Gerardo A. Reséndiz y Montserrat León Conde.

En «Navegante, Encontrando el fin del mundo», premiada en el Festival Pantalla de Cristal 2021, Fabián interpreta a Jorge, el personaje central de la historia, al lado de Emiliano y Mateo Corres (sus dos hijos adolescentes, no actores) y de un elenco conformado por Alba Alonso, Alberto Guerra, la debutante Ximena Duggan, Ramón Medina y Xavier Díaz Dueñas (en actuaciones especiales), además de Fernanda Castillo (voz).

El argumento del filme fue desarrollado en 7 años para empezar a filmarse en 2019, con el convencimiento de que para retratar realismo en la pantalla sin caer en la representación, el protagonista debía vivir por él mismo la situación de calle: “Y vivirla sin proximidades, asumiendo que el derrumbe humano es parte de la humanidad misma”, afirma Corres.

De esa manera y sin saber cuándo podría iniciar el rodaje de su película, se sometió al ejercicio previo de abandonarse físicamente, para luego dar paso, con trabajos elegidos, al desgaste mental que pudiera llevar a ese físico, y reflejar la pérdida de un ser humano en todos los planos y obviamente la carencia de una sonrisa, porque no sabe cómo transferir lo que les pasa a otros.

Corres, quien comenzó su carrera como director en 2005 con La otra mitad del sol (telenovela mexicana producida por TV Azteca, que llevó en los roles estelares a Anette Michel y Demian Bichir), a la que siguieron Pobre diabla (2009), Vivir a destiempo (2013) y Así en el barrio como en el cielo (2015), comentó que su ópera prima se desarrolla a partir de tres líneas dramáticas: las razones por las cuales el hombre se transforma, su vida ahí y qué lo haría mantener su mirada para salir de ello.

El histrión, quien además cuenta con intervenciones en películas como Ladies Night (2003) y El Escritor (uno de sus trabajos más recientes),subrayó que la situación de las personas en estado de calle (el vagabundo, indigente, el viejo del costal o el famoso loquito de la colonia), es un tema que lo ha perseguido a lo largo de su vida:

“He conservado en mi memoria las apariciones de personas en estado de calle, preguntándome ¿y en dónde estamos nosotros los que sí estamos bien… o hasta dónde, sin darnos cuenta hemos sido partícipes de las pérdidas de los demás y somos inmunes a eso, a sus miradas, a su pasado o a lo que los llevó a tal grado de desconexión, donde al parecer y sólo al parecer, ya nada importa…?”.

Mencionó que hace 10 años, cuando su hijo tenía 7  “y me preguntó si alguien esperaba en casa a la Señora Rosa, una mujer que navegaba por las calles pintada de payaso, con un carrito de súper donde cargaba sus pertenencias con cigarro en boca preguntándonos a nosotros, siempre por el bienestar de nuestra familia, opté por jamás dejar el tema en paz hasta poder darle alguna respuesta que lo hiciera sentir cercano a la persona, al individuo, a su propia verdad y poder identificar a estos personajes por sus nombres, por sus propias vidas y por su dolor”.

En la narrativa de «Navegante, Encontrando el fin del mundo» -subrayó- Jorge es un músico neurótico que ha dedicado su vida a la investigación de sonidos (hasta los más estridentes) para  obtener armonía en su deseo de generar una pieza donde se ensamblen las partes más opuestas en la vida de un ser: equilibrio–paz o desequilibrio–conflicto…

“Sin saber que el caos que  propone musicalmente llegará a su vida con la muerte de su hijo menor y su esposa, Jorge queda solo con Lucas, su hijo mayor, quien tiene su propia búsqueda y su propia pérdida y enfurecido con Dios y con la sociedad, comienza a anular en su mente a las personas, inventando así una realidad alterna en donde logra comunicarse con Damián, su hijo muerto”.

“Él pierde todo: el interés por componer, el respeto de su familia y poco a poco la relación con Lucas, quien lucha a sus 16 años por tener un lugar y traer de vuelta a su padre. Desde la nobleza y el amor que aprendió de Lorena su esposa antes de partir, Jorge debe tomar la tomar la decisión de quedarse a vivir al lado de Lucas o ir a cuidar a Damián su hijo muerto”.

En cuanto a la interpretación que hizo del personaje que se derrumba para vivir en situación de calle, nos confió que debió trabajar de la mano de Marco Casado, el fotógrafo de la película, para que éste pudiera seguirlo las primeras dos semanas que les tomó levantar el material rodado en la ciudad de México, sin permisos y sin detener la vida urbana, que es el marco idóneo para retratar la realidad de un ser perdido.

“Técnicamente fue una labor casi documental del fotógrafo y de nuestro reducido Crew de entre 8 y 12 personas, para pasar desapercibidos y dejar vivir al personaje. El bajo presupuesto jugó a favor porque la carencia de ciertas comodidades se traduce en simplicidad a la hora de crear, buscando soluciones espontáneas según fuera el día y con libertad en cada área”, relató Fabián Corres.

Cabe mencionar que para el trabajo de post producción de Navegante, Encontrando el fin del mundo, Fabián contó con la asesoría de prestigiado cineasta Michel Franco: “Michel entró cuando ya teníamos hecho el rodaje, pero era mucho el material y con toda su experiencia me ayudó a darle un orden para que quedara una película;  su intervención fue muy importante”, especificó  finalmente sobre esta colaboración.