Del Puño y Letra de Esther Fernández

Fue de los rostros más bellos del cine mexicano

A Pedro Armendáriz lo dejó “vestido y alborotado”

Esther Fernández, uno de los rostros más bellos del cine mexicano, fue una actriz que por su belleza fue asediada por productores de Hollywood y de México y «trajo de cabeza» a varios galanes de la cinematografía nacional, entre ellos a Pedro Armendáriz, a quien dejó «vestido y alborotado» cuando el recio actor tenía todo listo para contraer matrimonio por lo civil con la artista.

Durante la filmación de la película «Mi candidato» (1938), en la que los dos participaban, Pedro le propuso matrimonio a la bella actriz quien sin dudarlo le contestó afirmativamente, por lo que el actor enseguida consiguió un juez para que los casara; le pidió a su amigo Gabriel Figueroa fuera uno de sus testigos pero cuando todo estaba listo para la ceremonia, la actriz salió huyendo diciéndole a Armendáriz que no pensaba que su petición hubiera sido de verdad y que ella había creído que se trataba de una broma. Tiempo después, Esther confesó que no aceptó casarse con Armendáriz porque le tenía miedo, ya que el actor era un hombre de recio carácter por lo que mejor le propuso que fueran amigos. Con el agente de Hollywood, Francis Alstock, tampoco aceptó casarse a pesar de que éste no se cansó de rogarle pues estaba perdidamente enamorado de ella.

Por su belleza física Esther fue una actriz muy asediada por productores y directores de cine así como por galanes de la época, por ello su boda con el actor e intérprete, Antonio Badú, fue sorpresiva, sin embargo su matrimonio duró escasos dos años pues la actividad artística de ambos los hacia estar casi siempre alejados. Al separarse hicieron el pacto de no volverse a casar a pesar de que a ella le «llovían» las propuestas de matrimonio, mientras que Badú era uno de los galanes románticos de la época de oro del cine y de la música de México, pues como intérprete era de los favoritos de las mujeres. Con Antonio, Esther alternó en los filmes «La mujer que quiere a dos», «Cantaclaro», «Ramona», «Ahí vienen los Mendoza», «Las mañanitas» y «Sólo Veracruz es bello».

Esther Fernández logró incursionar en Hollywood contratada por la Metro Goldwyn Mayer y en 1941 hizo su debut internacional en la película «Two years before the mast». Dos años después, compitió con la actriz Ingrid Bergman por el papel principal femenino en el inolvidable filme «Por quien doblan las campanas», estelarizado por el astro hollywoodense, Gary Cooper.

La actriz mexicana, nacida en Moscata, Jalisco, inició su carrera en el cine a la edad de 16 años con discretas participaciones en las películas Corazones de derrota”, «Más allá de la muerte» y «La mujer del puerto», pero fue el director Chano Urueta quien le dio su primer estelar en «Allá en el rancho grande», al lado de Tito Guízar, lo que la convirtió en la primera gran estrella de la época de oro del cine mexicano, pues con esta cinta se iniciaba esa etapa de esplendor de la cinematografía nacional, además de que  fue el filme que representó a México por primera vez internacionalmente.

En México destacó en la tercera versión de «Santa», al lado de Ricardo Montalbán y en «Doña Perfecta», donde compartió créditos con Dolores del Río. Otras películas en las que participó fueron: «El baúl macabro», «Flor de durazno», «Sublime sacrificio», «La calle de los amores», «Reportaje» y «Cada hijo una Cruz». Agobiada por una hepatitis, se retiró prácticamente del cine a los 37 años de edad y sólo regresó para realizar participaciones especiales en “Los años de Greta”, en 1992 y en “Reclusorio”, en 1995. Sus últimos dos meses de vida los pasó en la Casa del Actor de la Asociación Nacional de Actores.

Esta actriz, de bella sonrisa, fue también gran amiga de los socios de PECIME, agrupación a la que dedicó el texto que ahora les mostramos, escrito de su puño y letra: