Del Puño y Letra de Gabriel Figueroa

Con Emilio “Indio” Fernández formó una mancuerna excepcional

Para proteger a trabajadores de cine creó con Cantinflas” el STPC

Gabriel Figueroa fue una figura emblemática del cine mexicano que con su lente y su talento contribuyó a que la cinematografía nacional viviera una época de oro de la que él es un digno representante. Trabajó con los más prestigiados directores de películas de México, Estados Unidos y Europa. Con Emilio “Indio” Fernández formó una mancuerna excepcional que dio como resultado filmes de un alto contenido artístico como “María Candelaria”, “La Perla”, “Maclovia” y “Río Escondido”.

Con John Ford trabajó en “El fugitivo” (1947) mientras que su labor tras de la lente en “La noche de la iguana” (1964), de John Houston le valió ser nominado al premio Oscar en la categoría de Mejor Fotografía. Maestro de la luz y de los contrastes cromáticos, Gabriel Figueroa dotó al cine mexicano de una fuerza expresiva y profundidad poética con un estilo visual único que se aprecia en su amplia filmografía de más de 220 títulos.

Por la plasticidad artística que imprimió en cada una de las escenas que retrató para el cine, el pintor Diego Rivera lo describió como “el cuarto muralista”, junto a David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y el propio Rivera, quien también lo llamó “un muralista ambulante” por su trabajo tras de la cámara, labor que fue reconocida en todos los festivales cinematográficos mundiales.

Pese al trato áspero y exigente que caracterizó al “Indio” Fernández, con Figueroa se entendió a las mil maravillas a la hora de plasmar en la pantalla imágenes de una gran gama de temas y géneros, hasta llegar a convertirse, a partir de 1940, en su director de fotografía de cabecera. Juntos lograron trascender más allá de las fronteras de México con sobresalientes filmes que hoy en día siguen siendo motivo de estudio y admiración.  

Más allá de su labor en el cine, Gabriel Figueroa fue un director de fotografía preocupado por las condiciones de vida de sus compañeros de la industria, por lo que sin dudarlo apoyó a su amigo, Mario Moreno “Cantinflas” y al actor Jorge Negrete en la fundación del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC) que trajo para los trabajadores del ramo protección social, entre otros beneficios.

Con Luis Buñuel realizó la dirección de fotografía de “Los olvidados” (1950) y su labor en “Nazarín” (1958), le valió que el prestigiado director le dedicara, en su libro autobiográfico “Mi último suspiro”, algunas líneas describiendo su “estético encuadre, irreprochable” en una de las escenas de la película.

Son muchos los títulos que integran la amplia filmografía de este ilustre cinematógrafo mexicano al que PECIME en un gesto de admiración y de respeto a su brillante labor impuso su nombre a la Diosa de Plata con la que cada año reconoce los trabajos del cine nacional en la categoría de Mejor Fotografía.

Mencionaremos sólo algunas de las películas en las que Gabriel Figueroa dejó constancia de su gran sensibilidad y talento: “Allá en el Rancho Grande” (1936), “Ni sangre ni arena” (1941), “Flor silvestre” (1943), “María Candelaria” (1943), “Distinto amanecer” (1943), “Bugambilia” (1945), “Enamorada” (1947), “La perla” (1948), “Río Escondido” (1949), “Pueblerina” (1950), “Los olvidados” (1951) “Víctimas del pecado” (1952), “El rebozo de la Soledad” (1952) y “Macario” (1960), entre muchas otras, a las que se suma “Bajo el volcán” (1984), basada en la novela homónima de Malcolm Lowry y dirigida por John Huston.

Gabriel Figueroa fue amigo de los socios de PECIME a quienes en enero de 1955 hizo la siguiente dedicatoria en el Libro de Oro, escrita de su Puño y Letra: