Del Puño y Letra de Rosita Arenas

Aunque nació en Venezuela, su padre la registró como mexicana

Acompañar a su papá a filmar influyó para que eligiera ser actriz

Rosita Arenas, uno de los rostros más bellos de la época de oro del cine mexicano nació en Caracas, Venezuela, pero su padre, el actor Miguel Arenas, a quien se recuerda en el papel de papá de María Félix en la película «Tizoc», la registró como mexicana en la embajada de México en ese país, por el gran amor que sentía por nuestra nación en donde él desarrolló una prolífica carrera artística y el público lo acogió como uno de sus artistas favoritos.

Don Miguel, actor de origen español nacionalizado mexicano, acostumbraba a llevar a su hija desde niña a los sets en donde filmaba sus películas, sin imaginar que las constantes visitas despertarían en la pequeña la inquietud de seguir sus pasos en la misma profesión. Rosita debutó en el cine a muy temprana edad, en discretos papeles como extra que le dieron confianza y certeza sobre su convicción de ser actriz.

En 1950, apoyada por el sector universitario que comandaba en ese entonces Jesús Martínez «Palillo» quien más adelante se convertiría en el mejor cómico político de México, fue coronada Reina de la Primavera de la Ciudad de México, el escaparate de belleza más importante de esa época que antes lo habían ganado María Félix y Elsa Aguirre, quienes, con el tiempo, se convertirían en figuras de la cinematografía nacional.

Su triunfo en el certamen no pasó desapercibido para los productores de películas, que vieron en Rosita a una atractiva y talentosa actriz con posibilidades de convertirse en una futura estrella del celuloide, por lo que empezaron a buscarla para que trabajara en sus proyectos fílmicos, lo que orilló a la bella jovencita a abandonar sus estudios de contaduría para dedicarse por completo a la actuación.

El visionario director Ismael Rodríguez, consciente de que era una actriz que prácticamente iniciaba su carrera, en 1951 no dudó en contratarla para participar en la película «¿Qué te ha dado esa mujer?», al lado de Pedro Infante y Luis Aguilar, dos de las estrellas más taquilleras de ese momento. La película fue un éxito y Rosita Arenas se ganó la simpatía del público y se convirtió en una artista muy popular.

A partir de entonces, no paró de trabajar, realizó una vertiginosa carrera que la hizo participar en más 50 películas nacionales y extranjeras, entre las que se encuentran: «Fierecilla» (1951) con Domingo Soler y Carlos López Moctezuma, «El genial detective Peter Pérez» (1952) con «Clavillazo», «La hija del ministro» (1953) con Luis Aguilar y José Elías Moreno, «Tres Mosqueteros y medio» con Tin Tan (1957), «El amor que yo te di» (1960) con Arturo de Córdova y Amparo Rivelles, «El señor fotógrafo» (1953) con «Cantinflas» y «Escuela de rateros» (1958) con Pedro Infante.

En 1953 tuvo un desencuentro con el laureado cineasta Luis Buñuel, quien se disponía a dirigir «El bruto», película en la que participaban Pedro Armendáriz, Katy Jurado y Andrés Soler, entre otras figuras de la época:

«El primer día de filmación llegué a maquillaje y a peinados en donde me hicieron trencitas y me dejaron muy bonita. Buñuel cuando me vio me rechazó, argumentando que no daba el personaje de niña de vecindad de la ciudad que necesitaba para la historia. Entonces me fui a lavar la cara, ya no me puse maquillaje, me engrasé el cabello, me puse un vestido sencillo, medias de popotillo, un rebozo y regresé al set. Cuando me miró transformada, con un gesto de enfado me dijo: ‘de todas maneras no me das el personaje, pero bueno, qué le vamos a hacer´, y tuvo que aceptarme porque yo tenía un contrato firmado y él también», recordó la actriz.

La película fue un éxito y Rosita, a pesar de los inconvenientes, logró una sobresaliente actuación que le fue reconocida por la crítica especializada. Desde hace varios años vive retirada de los escenarios y hoy este espacio lo dedicamos a esta excepcional artista con el texto que de su Puño y Letra escribió en el Libro de Oro de PECIME

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