Del Puño y Letra de Ignacio López Tarso; PECIME le dio su primer premio de cine

El primer premio que Ignacio López Tarso ganó en el cine fue una Diosa de Plata que PECIME le otorgó en el año de 1964 por su sobresaliente trabajo de coactuación en la película “La Bandida”, cinta que protagonizó “La Doña”, María Félix, quien exigió que en el filme fuera incluido don Nacho, su gran amigo, al que siempre describió “como un hombre guapo, gran actor y todo un caballero”.

Hoy en este espacio compartimos el texto que, de su puño y letra, escribió en agradecimiento al galardón que le otorgó PECIME, el primero de muchos otros premios importantes que a lo largo de su larga y brillante carrera ha ganado por su extraordinaria labor en el cine, el teatro y en la televisión.

Don Ignacio,  figura de la época de oro del cine mexicano, también recibió en el año 2013 una Diosa de Plata Especial, en esa ocasión en reconocimiento a su destacada trayectoria en el séptimo arte nacional, en donde ha brillado intensamente con sobresalientes actuaciones en películas de gran trascendencia, entre ellas: “Vainilla bronce y morir” (1956), con Elsa Aguirre y José Baviera; “Nazarín” (1958), con Marga López y Rita Macedo, dirigidos por Luis Buñuel, “La estrella vacía” (1958) con María Félix y, por supuesto, “Macario”, la cinta que representó a México en los premios Oscar en 1960.

Mención aparte merecen “La sombra del caudillo” (1960), en la que participó una pléyade de artistas y “La Rosa Blanca” (1961). Estas dos cintas, por su alto contenido social y político, fueron prohibidas para su exhibición por el gobierno y no fue sino hasta varios años después en que el público pudo verlas.

Pero no todos han sido momentos gratos en el cine para el actor. Su participación en la película “El hombre de papel” le costó su amistad con el ventrílocuo Carlos Monroy, el creador de los simpáticos muñequitos de “Neto y Titino”. Resulta que en una de las escenas tenía que maltratar a “Titino” y ante la orden del director, Ismael Rodríguez, quien le exigía realismo, Don Nacho prácticamente destrozó al muñequito ante el enojo y reclamo de Carlos Monroy.

“Qué querías que hiciera Carlos, no lo hice intencionalmente, el director así me lo pidió”, en vano trató de explicarle López Tarso al popular ventrílocuo, quien casi llorando trataba de reconstruir a su muñeco “Titino”. Esta escena los alejó y prácticamente terminó  con su amistad.

Ignacio López López, nombre completo del artista, adoptó el apellido Tarso porque su maestro, el destacado escritor y poeta Xavier Villaurrutia, le aconsejó buscarse uno que fuera más atractivo para el medio artístico.

Después de pensar en varios nombres y apellidos, ninguno lograba convencerlo. Entonces se le vino a la mente el de Santiago Apóstol, a quien había estudiado durante su paso por el seminario cuando de joven quiso ser sacerdote. Recordó que dicho personaje era originario de la ciudad romana de Tarso, entonces lo unió al de López y al percatarse que se oía bien, sin dudarlo lo adoptó como segundo apellido con el beneplácito de su maestro Xavier Villaurrutia.

Fue así como nació al cine Ignacio López Tarso, una de las más grandes figuras del teatro, el cine y la televisión. Con estos dos apellidos Don Ignacio ha alcanzado los más grandes honores a que puede aspirar un actor, pero el más importante, sin duda, el que el público lo quiera, lo respete y lo admire.

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