Del Puño y Letra de Alfonso Corona Blake

Alfonso Corona Blake cursaba el primer año de medicina en la UNAM cuando visitó los estudios de filmación de la compañía Cine Nacional. En ese lugar, el cineasta de origen cubano Ramón Peón, rodaba la película “El bastardo”. Como la cinta requería de varios extras para algunas escenas, alguien de la producción invitó a participar al joven estudiante, quien quedó fascinado con la experiencia al grado de decidir cambiar la carrera de médico por los sets cinematográficos.

Así fue como se inició Alfonso Corona Blake en el maravilloso mundo del cine, en el que primero se desempeñó como extra y después en roles más importantes como actor en las películas “Caballería del imperio” (Miguel Contreras, 1942) y “El jorobado” (Jaime Salvador, 1943), en las que interpretó a los personajes de Maximiliano, en la primera, y al Duque de Nevers, en la segunda.

Pero su meta de dirigir estuvo clara desde su primer encuentro con el  séptimo arte, por lo que antes de lograr el objetivo hubo de transitar por las diferentes especialidades que conducen a la dirección. A los 20 años trabajaba como apuntador de cine y poco tiempo después ya realizaba tareas de asistente de director ganándose la confianza de varios importantes realizadores, entre ellos William Rouwland y Carlos Orellana.

Su debut oficial se dio con la película “El camino de la vida” (1956) por cuyo trabajo fue reconocido como el mejor director del año. El filme fue enviado a la sexta edición de prestigiado Festival Internacional de Cine de Berlín en el que ganó tres premios importantes: Mención Honorífica por Dirección; el premio de la Oficina Católica Internacional de Cine y, el octavo lugar dentro de las 10 mejores películas del Festival por votación del público.

La cinta, además, fue motivo de un artículo del entonces joven crítico de cine Carlos Fuentes, quien en la revista de la Universidad de México, en la que firmaba sus colaboraciones con el seudónimo de Fósforo II, escribió: “No sé si por primera vez, con Corona Blake, nuestro cine abre los ojos a la noche del Zócalo, al aterido amanecer de la ciudad y de los voceadores en Bucareli. Hay en estas imágenes de la ciudad gran fuerza y mayores posibilidades. No debe desaprovecharse esta señal —tan evidente, por otra parte— y menos debe desaprovecharse el talento de Corona Blake”.

Como director se distinguió en las 27 películas que hizo por abordar diversos temas y géneros, desde historias del arrabal como “Cabaret trágico” (1957) con Columba Domínguez, Kitty de Hoyos, Carlos Baena, Elsa Cárdenas y Julián de Meriche: de drama rural como “Sed de amor” (1958), con Silvana Pampanini, Pedro Armendáriz, Ana Luisa Pelufo y Jaime Fernández; el melodrama biográfico “Yo pecador” (1959), basada en la vida de José Mojica, y el cine de terror con “El mundo de los vampiros” (1960) y “Santo contra las mujeres vampiro” (1962.

Este gran director fue un gran amigo de PECIME, como se demuestra en el texto que escribió, de su Puño y Letra para la agrupación y que ahora compartimos con ustedes.

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