Del Puño y Letra de Rosita Quintana

Jorge Negrete, en una de sus giras de trabajo por Sudamérica, acudió en Argentina a una presentación de Rosita Quintana y maravillado por su forma de cantar, de inmediato la invitó a venir a México. Ella aceptó y en 1947 llegó a nuestro país para debutar como intérprete en el más famoso club nocturno de aquella época, El Patio. Su éxito fue tan grande que la artista decidió quedarse para siempre y adoptar a nuestra nación como su segunda patria.

Y fue aquí, en nuestro país, en donde logró desarrollar una de las más brillantes carreras artísticas que se recuerde, pues triunfó no sólo como cantante sino como actriz, en películas que se han quedado para la posteridad, como las tres divertidas comedias que protagonizó con Germán Valdez Tin Tan, “Calabacitas tiernas”, “Soy charro de levita” y “No me defiendas compadre”, en las que mostró sus grandes dotes para manejar ese género.

“El mil amores”, al lado de Pedro Infante, es hasta la fecha de las cintas de Rosita que más se proyecta por Televisión. Sin embargo, “Susana, carne y demonio”, en la que dirigida por Luis Buñuel, trabajó al lado de don Fernando Soler y Víctor Manuel Mendoza, es quizá de sus actuaciones más sobresalientes, por lo impactante  de la historia. Con Pedro Armendáriz participó en “El hambre nuestra de cada día”, por cuyo trabajo recibió grandes elogios y varios reconocimientos.

Rosita Quintana estuvo casada con el gerente de los estudios Paramount Pictures, Sergio Kogan, con quien procreó a su único hijo de nombre Sergio. En 1964 un accidente automovilístico casi le costó la vida al permanecer varios días en coma. Su última participación en cine se dio en el año 2005 en la película “El club eutanasia”. Ella al igual que muchas otras figuras de la época de oro de cine mexicano fue gran amiga de los socios de PECIME,  a quienes dedicó el texto que compartimos con ustedes, escrito de su puño y letra:

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